miércoles, 1 de noviembre de 2023

EL ORIGEN DEL POBLAMIENTO CIVIL EN LA PLAZA DE SOBERANÍA DE MELILLA


Los documentos conservados, constatan la presencia de una raquítica población no militar ni presidiaria, asociada a familiares de militares, de deportados y prostitutas. 


Autores como Francisco Feliu de la Peña, en 1848, recuperan documentos de hasta finales del siglo XVI que atestiguan la presencia de una población mora cautiva, tanto de judíos como de musulmanes. Posiblemente las mujeres de estas poblaciones fueran las reducidas a la prostitución:

  

Documentos de un siglo antes, apuntaban a la misma realidad social (2):


Estos documentos parecen apuntar a matrimonios mixtos que redundaban en la conversión de la mujer norteafricana como atestiguan algunos documentos bautismales de la Iglesia de Nuestra Señora de Melilla. De hecho las conversiones no parece que se redujeron sólo a las mujeres, los varones rifeños también se convertían, hasta llegar a ser un problema para los cristianos viejos:

"Los moros que sebienen atornar xpianos aqui y aotras fronteras es neceſario queV.A.mande que los tales bayan a galera a serbir a su mag(estad) porque todos bienen con la yntencion danada payr en espana y como libres van por toda la coſta y despues que la tienen bien deprendida tornanse en su naturaleza" (3)

POR LO TANTO, la realidad tras los viejos muros de los recintos fortificados, según el reflejo de las fuentes, delatan un lugar hostil y militarizado donde la existencia de población civil era más bien testimonial y sometida a la lógica militar. ¿Cuándo se trasciende de presidio a ciudad? Como abunda el profesor, don Francisco Saro Garandillas, no es sino a partir de la llamada Guerra de Margallo (1893-94), cuando se inicia las oleadas migratorias de población civil peninsular. Estas oleadas se irán estableciendo a lo largo de Melilla, siendo testigos de su crecimiento como nueva ciudad europea (Melilla la Nueva) abierta a su entorno rifeño, como metrópoli.  

Con estas palabras, el padre de los historiadores de Melilla, don Gabriel de Morales, retrotrae el inicio del poblamiento de Melilla al 17 de febrero de 1864:

Durante el siglo XIX continuó la prohibición, y las personas que querían venir tenían que proveerse de pasaporte del Capitán General, previa explicación del objeto de su viaje, y siempre con carácter temporal, hasta que, con motivo de una consulta elevada por el Gobernador (Brigadier Tomás O'Ryan Vázquez), se dictó la R. O. de 17 de Febrero de 1864, que declaró derogadas dichas disposiciones, y autorizó para residir en estas plazas a cuantos quisieran hacerlo...".


Hasta el día de hoy no se ha podido recuperar el texto íntegro de la consulta del Gobernador de Melilla, don Tomás O'Ryan Vázquez ni el texto de la Real Orden, llamada "de libre poblamiento". Don Jesús Salafranca Ortega, empero, pudo rescatar del Archivo Central de Melilla un contrato de arrendamiento, con fecha de 31 de agosto de 1864, de una casa en la calle del Horno,  a cargo de los hermanos Menajem y Aarón Obadía, que solicitaron adherirse al Derecho de Protección. ¿Guardaba relación esta gestión de alquiler dentro de la Plaza Militar con “la consulta elevada por el Gobernador”? Guarda una altísima probabilidad. Efectivamente, entre 1864 y 1869 se ha encontrado documentación de siete tetuaníes más dentro del Presidio, aumentándose en otros seis en 1870, en que se llegó a la cifra de 13 judíos de origen marroquí. La destrucción de la aldea rifeña extramuros parece que desincentivó que se favoreciera la presencia de musulmanes de origen marroquí.

En todo caso, estos tímidos establecimientos de poblamiento no militar, que en el siglo XX fueron enfatizados por don Gabriel de Morales, no cambiaron la naturaleza esencialmente militar de la Plaza de Soberanía, tan militar como lo había sido en los siglos XVI, XVII y XVIII. Morales culmina su mención con otra disposición, que fecha en 1870.

"Con motivo de una consulta elevada por el Gobernador (Brigadier Tomás O'Ryan Vázquez), se dictó la R. O. de 17 de Febrero de 1864, que declaró derogadas dichas disposiciones, y autorizó para residir en estas plazas a cuantos quisieran hacerlo, disposición confirmada por un Decreto de 1870."

Tras una interesante charla con la historiadora doña María Elena Fernández, que me sugirió consultar la Gazeta histórica, pude encontrar el decreto citado por don Gabriel de Morales, sancionado por el Rey de España don Amadeo I de Saboya, y cuyo contenido dista sensiblemente de lo que don Gabriel de Morales se esforzó en presentar. El decreto, a petición del Señor Ministro de Gobernación don Práxedes Mariano Mateo-Sagasta y Escolar, meramente autorizaba a seguir residiendo en la Plaza a la población desterrada, que terminaba su condena (3). Hasta la transición al siglo XX, el poblamiento civil en Melilla continuará siendo minúsculo y asociado a familiares de militares, marroquíes amigos y desterrados: 


(1). Carta del Alcaide de Su Majestad en la Plaza de Melilla, Alonso de Urrea a la Princesa Regente de España, Juana de Habsburgo. Archivo General de Simancas.

(2). Ibidem.

(3). De esta población descenderá el famoso actor melillense, don José Francisco Ildefonso Tallavíd Villalobos. 



         

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