Tras conocer a los niños melillenses musulmanes, el Rey estrechará la mano de los profesores entre ellos la de Riquelme y la del profesor Sí Mohend n Abdelkrim, que un año después solicitaría por segunda vez hacerse español.
Además de la sede principal de la Escuela Indígena de Melilla, sita en la calle del General Buceta, número 16, he podido localizar otra sede de la Escuela Indígena, en el barrio del Hipódromo. Así en la edición del Telegrama del Rif correspondiente al 22 de enero de 1911 encontramos el siguiente anuncio: "Se nos ruega hagamos constar que la matrícula para el ingreso en la Escuela indígena del Hipódromo, es libre de gastos. A la terminación del curso, se concederá un premio de 500 pesetas al alumno que obtenga mejores notas".
Encontré, en la edición del 23 de febrero de 1912, del mismo diario, otro anuncio destinadoa los "Encargados de hacer las compras para las posiciones", rezaba lo que sigue: "Si queréis bien a vuestros soldados, no comprar chorizos sin ver antes el tamaño y calidad de los que tiene en el gran depósito del Hipódromo, hoy casa en construcción al lado del mercado y detrás de la Escuela Indigena. D. José Pérez, con toda seguridad son los mejores que han entrado en la Plaza". Inferí que a principios del año 11, en la zona de reciente construcción, conocida como Barrio del Hipódromo (zona que nace de las campañas de la II Guerra de Melilla), uno de los nuevos edificios se reservó a la Oficina de Asuntos Indígenas que lo usó como Escuela Indígena, cercana a un mercado. Pues bien en un plano de población de 1913 encontré representada esta realidad:
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Plano de Melilla [Material cartográfico] por una comisión del Cuerpo de E. M. del Ejército. Escala 1:2.500. publicado por el Depósito de la Guerra, [Madrid], 1913. |
Del plano extraigo que esta sede de la Escuela Indígena de Melilla se situaba donde hoy esta levantado otro edificio,cuya planta baja es un bar. El espacio del antiguo mercado lo ocupa la actual estación de autobuses.
EL DESPEGUE DEL MELILLENSE ABDELKRIM
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Archivo de ABC. En la escuela indígena de Melilla. El presidente del Congreso, Sr. Villanueva, Visitando la escuela y Oyendo leer A un morito un fragmento de la historia de España. Fotografía de Lázaro a 30/06/1913 |
He de hacer un inciso para precisar que a partir de esta parte del trabajo, todas las referencias entrecomilladas corresponderán a "Documentos de Abd el Krim" procedentes del Archivo General Militar de Madrid.
El 28 de julio de 1913, a un año de terminar la II Guerra de Melilla, con el asesinato de Sidi Chrif Amezzian, era aprobado el nombramiento Sí Mohand n Abdelkrim como Cadi (Juez islámico), lo que lo convertía en dirigente de Derecho de los musulmanes de Melila. Sólo un mes después, el 25 de agosto, su padre y él recibirán sendas medallas por su participación en la liberación de los prisioneros de Sidi Chrif Amezzian. También ese mismo año Sí Mohand fue nombrado caballero de la Orden de Isabel la Católica.
En abril de 1914, Sí Mohand ampliaba su jurisdicción al ser nombrado por el Jalifa, "Cadi de Farjana" y "Cadi Codat", lo que consolidaba su autoridad entre los rifeños. El 1 de octubre de ese mismo año, a instancias del Comandante General de la Plaza de Melilla, don Francisco Gómez Jordana, la Academia de Oficial de árabe incluía para el nuevo curso la enseñanza del "schelja", es decir del idioma rifeño. Estas clases destinadas a militares españoles serían dadas por el profesor Sí Mohand, con la ayuda de Sí Mohamed Tah-Tah, en una de las aulas de un colegio establecido a la sazón, en la calle Carlos de Arellanos, en las cercanías de la Escuela Indígena de Melilla, denominado "Colegio de la Reina Victoria.
EL OCASO DEL MELILLENSE ABDELKRIM
Los ascensos de Sí Mohand n Abdelkrim generaron las suspicacias de las autoridades de la Plaza del Peñón de Alhucemas, y en especial del Comandante General, Roberto Gavilá Gavilá y también del Capitán de Infanferia, Vicente Sist Robello, Jefe de la Oficina de Asuntos Indígenas. El 11 de mayo de 1915, ya veremos a los militares del Peñón de Alhucemas advirtiendo de que "el faquí Si Abd-el-Krim continúa su labor en contra nuestra», generando las reservas de la Comandancia General de Melilla. Las autoridades del Peñón, a pesar de todo, recomendarán «prender a los hijos y anular al padre». (día 15).
El choque entre las autoridades militares de Melilla y las del Peñón de Alhucemas cambiarán de fuerzas a partir del 9 de julio, cuando llegue al cargo de Alto de España en Marruecos, Francisco Gómez Jordana, pasando el cargo de Comandante General de la Plaza de Melilla, el 13 de julio, a Luis Aizpuru Mondéjar. El 16 de agosto, el Capitán Sist elevará un informe incendiario en el que acusará a Sí Mohend de haberle reconocido personalmente que estaba en contra de la ocupación española, «considera peligrosa la actitud de la familia del faquí Si Abd-el-Krim si no se toman medidas que la hagan cesar definitivamente», el mismo día el General Aizpuru propondrá al Alto Comisario que desestime la segunda solicitud de acceso a la nacionalidad española de Sí Mohend.
Riquelme, compañero de Sí Mohand en la Escuela Indígena de Melilla, saldrá en su defensa, a pesar de ser un fiero soldado español, que en alguna ocasión dio un castigo ejemplar fusilando algún moro desertor (Vid. prensa del 10/01/1912 p. ej.). Riquelme elevará un informe al General Aizpuru, tras la oportuna entrevista con su compañero, Sí Mohand, en el que matizará las acusaciones de Sist. El encontronazo entre Sist y Si Mohand no fue cordial, «Efectivamente, contestando molesto a una frase del capitán Sist de que estaba seguro de que en su fuero interno deseaba la independencia de Marruecos y la expulsión de los cristianos, dijo que sí, picado su amor propio por concepto tan injusto» (en mayúsculas, en el original); «estaba dispuesto a jurar que nunca traicionaría a España» (en mayúsculas). Riquelme, matizaba que por mucha simpatía que pudiera sentir por algún país de la triple alianza, Abdelkrim declaraba que estaba «siempre por España, por encima de todo». Una anotación del legajo indica: «el relato de esta conversación es muy interesante y desvirtúa casi por completo el grave informe de Sist». Aizpuru mandará el informe a Tetuán, sede de la Alta Comisaría, el día 22 de agosto. El día 30, el padre de Sí Mohand, será el que se dirigirá al Comandante General de la Plaza, lamentándose del Comandante Gavilá y «su falta de consideración hacia mí y mis intereses, tratándome como un enemigo irreconciliable».
El Alto Comisario de España en Marruecos, dará máxima seriedad a las acusaciones de Sist, y ordenará un careo entre Sí Mohend y Sist, mandando a su hijo, Francisco Gómez Sousa, como testigo del enfrentamiento. El hijo del Alto Comisario, por sensaciones personales («un fuego en la mirada delator... bajando entonces la vista...») le harán llegar a la conclusión de que «no quieren a España... creo, pues, que cumplimentando al pie de la letra la orden del alto comisario, debiera encarcelarse a Si Mohand».
El 7 de septiembre, el Alto Comisario Jordana comunicaba al Ministro de Estado, don Salvador Bermúdez de Castro O'Lawlor, el cese provisional de Mohamed Abdelkrim «en el cargo que desempeña, sin perjuicio de destituirle definitivamente por dahir jalifiano; someterle a un proceso por traición, y hacerle ingresar hasta que recaiga sentencia en un fuerte, en calidad de preso... es evidente que un agitador como Si Mohand no puede seguir siendo cadí». Al día siguiente, Sí Mohend era detenido por «sospechas de falta de lealtad a la causa de España». Su casa sería intensamente registrada y sus documentos y escritos intervenidos. El profesor melillense, Cadí Cudat de la región oriental y caballero de la Orden de Isabel, era conducido a una celda en el Fuerte Exterior de las Cabrerizas Altas, ante la imaginable sorpresa de melillenses.
No tardaría en visitarle a prisión su compañero en la Escuela Indígena Riquelme, a quien el profesor Mohend le trasmitiría «el sentimiento profundo que le había producido el ser acusado de traidor a España... extrañándole más todavía –y con mucha razón, hay que mencionar–, que todo fuera debido "a unas frases que en un momento de enfado pueda haber dicho en una conversación privada". Se ratificó en que había "servido lealmente a España", y en la "hostilidad manifiesta" de Sist, que puede responder a que él actuaba siguiendo instrucciones de Melilla, no de Alhucemas, por lo que el Capitán podía haberse creído "invadido en sus facultades". Estaba dispuesto a hacer todo, "incluso aconsejando a su padre y a su tío que se retiren del campo y se vengan a vivir a Melilla, Tetuán, u otro punto que se les señale". Riquelme haría un informe y el Comandante de la Plaza lo elevaría el día 21 de septiembre.
Ante el drama que vivía su hijo, Abdelkrim padre, desde el Rif se dirigirá el 9 de octubre en estos términos al General Aizpuru, Comandante General de la Plaza de Melilla: «juro por Dios que mi corazón sigue unido a España para todo...Dios es el que sabe quién fue la causa de nuestra separación y de la falta de consideración hacia mí, despreciándome (Gavilá)... un engaño de vuestros vecinos y amigos, a los cuales gratificáis... sin que de ellos consigáis nada».
Una nota de la época rezaba: «No es de creer que de las actuaciones resulte cargo alguno contra él, pues únicamente pudiera suceder que no haya reservado su opinión, posiblemente germanófila, pero sin realizar acto alguno, no habiendo por tanto materia delictiva».
ABDELKRIM A JUICIO
En el juicio por «sospechas de falta de lealtad a la causa de España», la instrucción correspondió al Coronel don López Sanz. Las autoridades que llevaron a cabo la intervención del domicilio del acusado y sus documentos reconocieron no «encontrar ningun documento que le comprometiera». Sí Mohend reafirmó su lealtad a España, acudiendo como testigos de su lealtad el General don Julio de Ardanaz Crespo, sus compañeros de la Oficina Indígena de Melilla, el Teniente Coronel, don José Riquelme y el Capitán don José Barbeta Rourel, así como el comerciante don Antonio Ibancos.
Sí Mohend, para reafirmar sus declaraciones, hubo de reconocer en la vista las labores como agentes favorables a España que se había encomendado a la familia Abdelkrim en la zona del Riff Central, concretamente la formación de un «partido español con la gente de la montaña de Beni Urriaguel y los individuos sueltos de la playa». Los Abdelkrim eran confidentes del Ejército español y su tarea era colaborar en acabar con las bolsas de oposición a la invasión española, que el acusado llamaba en el juicio «abolir la formación de harcas».
La acusación la encabezaban el Comandante General del Peñón de Alhucemas, Gavilá, el Capitán Sist, un residente en el Peñón, y tres rifeños a los que Sí Mohend impugnó por ser «los enemigos más grandes que tiene». El testigo Barbeta, confirmó la impugnación del profesor declarando unos intereses concretos en la parte acusatoria.
El 5 de noviembre se emitía una resolución por la que el Juez instructor consideraba «que el Cadí Si Mohand no aparece responsable de delito o falta comprendido en el Código de justicia Militar, opinando que pueden suspenderse estas actuaciones». A pesar de ello, sólo un día después, el Alto Comisario de España en Marruecos comunicaba al Comandante General de Melilla, Aizpuru, que «procede suspender de empleo y sueldo» al funcionario Abd el Krim. El día 19, el Comandante General de la Plaza, el General Aizpuru, daba «por terminadas estas actuaciones sin responsabilidad para el moro Si Mohand Ben Si Abd-elKrim». Se había destrozado la vida y reputación de un musulmán melillense meramente por sospechas y prejuicios latentes, mas no terminaba ahí la persecución.
El día 23, el General Aizpuru trasladaba al Alto Comisario un mensaje pasmoso, si Su Excelencia no estuviere con la decisión judicial «la reformaría ajustándola a las indicaciones que V. E. me hiciese». La máxima autoridad colonial admitía el edicto «por razones políticas muy dignas de tener en cuenta... pero continuando preso Si Mohan, lo mismo que hasta ahora». A partir de este momento, Sí Mohand podría considerarse un rehén en manos de la administración.
ABDELKRIM, UN REHÉN DE LOS AFRICANISTAS
El día 4 de diciembre será nada más y nada menos que el Ministro de Guerra, don Ramón Echagüe y Méndez Vigo, quien advierta al Alto Comisario Jordana de lo que podría suponer este secuestro «la familia de los Abd-elKrim tiene mucha influencia en el Rif, y no conviene cortar nuestras relaciones con ella en absoluto. Tal vez las circunstancias nos obliguen a utilizar en plazo breve sus servicios». El día 20, será el Ministro de Estado (es decir, de Asuntos Exteriores), don Salvador Bermúdez, quien desautorice a la Administración colonial: «es éste un asunto muy delicado y de suma trascendencia, máxime no habiendo pruebas fehacientes de actos delictivos». Si Mohend quedaba separado de su plaza de Juez «pero sin retirarle la pensión de la cruz».
Para entonces, Si Mohand estaría desesperado, el día 27, intentará fugarse del Fuerte de Cabrerizas Alta, a través de una cañonera por medio de una cuerda escondida en un banasto de comida, posiblemente por algún militar amigo. Caería al foso, a más de ocho metros, rompiéndose una pierna. Sería detenido por la guardia a ochenta metros del fuerte, quedando cojo de por vida. Sobre el Comandante del Fuerte de las Cabrerizas Altas recaería la responsabilidad de los hechos.
En febrero de 1916, será el propia Comandante General de la Plaza, Aizpuru, quien proteste ante el Alto Comisario «la reclusión no está hoy muy justificada...no consideran deslealtad el laborar a favor de los turco-alemanes». El padre de Sí Mohand, visíblemente afectado, escribirá una dura carta al compañero de su hijo Riqueleme «cada día y cada mes espero de vosotros que pondréis en libertad a mi hijo... El fuerte tiene clemencia del débil... Habéis obrado mal con nosotros. Vuestro antiguo amigo tan injustamente tratado».
En mayo de 1916, el Ejército español planeaba un desembarco en el Riff central, con el objetivo de asegurar la operación Abd el Krim padre será abiertamente chantajeado con el hijo secuestrado en Melilla «con objeto ejercer presión sobre él, he incomunicado a Si Mohand, y anunciado que si su padre no depone actitud hostil, lo trasladaré a la cárcel y no le guardaré ningún género de consideración».
Asegurada la entusiasta adhesión de Abdelkrim padre al Ejército español y sus planes de invasión, el melillense musulmán Sí Mohand era liberado aprincipios de agosto. Había permanecido once meses en prisión desprovisto del amparo del Estado de Derecho y de la civilización que los africanistas aseguraban iban a procurar a sus "protegidos". Quedaba claro que su encarcelamiento era un chantaje para asegurar a su padre.
ABDELKRIM RESTITUIDO
El 7 de febrero de 1917, el mismo Alto Comisario Jordana, que lo encarceló, estimaba la solicitud del Comandante General de la Plaza de Melilla, Aizpuru, de restituir a Sí Mohend en su plaza de Juez, a la que se incorporaba el 15 de mayo. El día 30, recobraba su cátedra de profesor de Chelja en la Escula Oficial de Árabe de Melilla. En el mismo orden, se producía «la destitución del comandante militar de Alhucemas, la del capitán de la Oficina Indígena, la del intérprete y la de todos los elementos que en Alhucemas intervinieron y dieron lugar a aquel estado de cosas» (La Comisión de Responsabilidades, pág. 119, declaración del coronel Riquelme). Su hermano también volvía a ser becado. La vuela de sus honores posiblemente sólo le reafirmara en que los confidentes no eran libres, meramente habían de moverse para notar las cadenas. La I Guerra Mundial se lo había mostrado, sin género de dudas.
El profesor Sí Mohand continuaría siendo un melillense más, dando clases en la Escuela Indígena de Melilla, en el Barrio del Buen Acuerdo, y ejerciendo de Cadi Cudat de la región oriental, pero algo había cambiado para siempre. De este período (1917-1919) son las fotografías que Nicolás Rodríguez López, sobrino del capitán Cándido López Castillejos, facilitó al investigador melillense don José Marqués López, que a su vez se las cedió a doña María Rosa de Madariaga para su libro, “Abd El Krim, El Jatabi. La lucha por la independencia”. Estas fotos, se corresponden con la apertura del curso de la Academia Oficial de Árabe del 11 de octubre de 1918 (“El Telegrama del Rif” el 12 de octubre de 1918). Seis meses después, a principios de abril de 1919, el Juez Sí Mohend solicitaría un mes de licencia para ir a contraer matrimonio en el Riff central, su hermano menor, aprovechó las vacaciones de navidad para hacer igual. Ninguno volvería. No querían ser por más tiempo rehenes de las autoridades militares españolas.