Antes del sacrificio del cordero, mi abuelita corría a echar sal en el suelo. Es una costumbre autóctona melillense, inclementemente atacada por los wahabitas, que han perpetrado una masacre contra nuestras costumbres.
¿Pero cuáles son sus orígenes?
En la antigüedad, se atribuía a la sal un valor purificador. Sabemos que los asirios utilizaban la sal en su cultos, pero de los que más datos tenemos es de los israelitas que pasaron a escrito sus tradiciones. En el libro del profeta Ezequiel encontramos:
«El día que viniste al mundo, ¿no se te cortó el cordón?, ¿no se te lavó con agua?, ¿no se te frotó con sal?, ¿no se te envolvió en pañales?» (16:4)
Del mismo modo, los rifeños anudaban un montoncito de SAL en la cunita del bebé y a veces la mamá también se anudaba un montoncito. En el Segundo Libro de los Reyes encontramos ese carácter purificador, teniendo como protagonista al profeta Eliseo:
«19 Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril. 20 Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella SAL. Y se la trajeron. 21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la SAL, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. 22 Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.» (Capítulo 2).
Respecto a su origen, los pueblos antiguos la usaban en las comidas de AMISTAD Y ALIANZA entre tribus. Por ello, cuando un rifeño traiciona a una cábila amiga, se le reprocha "haber comido su SAL". La SAL sería una metonimia que progresivamente habría adquirido un simbolismo en sí misma. Por esta misma razón de se estableció la expresión hebrea "Alianza de sal", que encontramos en la Torah, donde el sacrificio, el conocido Qorbán en la Torah y el Corán, es una comida (SAL) en la que la víctima es compartida entre el Señor y su pueblo:
«la sangre la rociarás sobre el altar, y quemarás la grasa, ofrenda encendida en olor grato a Jehová. 18 La carne será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será tuya... estatuto perpetuo; pacto de SAL perpetuo»
En el mismo sacrificio estaba presente la SAL, como en los nuestros. Así lo relata el libro tercero de la Torah:
«Sazonarás con SAL toda la oblación que ofrezcas, en ninguna de tus oblaciones permitirás que falte nunca la SAL de la Alianza» (Levítico, cap. 2)
Por ello, ante las presiones del wahabismo, le dije a mi madre, "echa la sal que echaba mi abuelita, purifiquemos la ofrenda". En el Nuevo Testamento se mantiene el carácter purificador de la sal, referenciando a los seguidores del Cristo:
«Vosotros sois la SAL de la tierra; pero si la SAL se desvaneciere, ¿con qué será salada?» (Mateo 5:13)
0 comments:
Publicar un comentario