La movilización de los chicos de barrio musulmanes a favor del PP así como la intención del candidato Juan José Imbroda de visitar sus barriadas es un hecho histórico sin precedentes en nuestra ciudad. De estas movilizaciones azules se extraen varios hechos trascendentales.
El primero, es la ausencia de jóvenes peninsulares en los actos de campaña del PP y el PSOE. Denota, lo que es un secreto a voces, la población civil melillense es fundamentalmente la población originaria rifeña musulmana. Gran parte de los jóvenes melillitas (peninsulares nacidos en Melilla) han optado por el retorno a su metrópoli de origen, o viven a caballo entre África y Europa. El resto de jóvenes del sector “cristiano” son funcionarios y miembros de los aparatos seguridad, establecidos en la ciudad, que tienen, de una manera u otra, vedados los posicionamientos políticos. El carácter raquítico de la población cristiana, o de origen peninsular, es el principal quebradero de cabeza para el Estado español, de ahí que se esté ensayando un discreto proyecto de colonización cuyos resultados no tardaremos en detectarlos en las siguientes elecciones.
Por otra parte, se ha de destacar que estas movilizaciones azules recogen las reivindicaciones de los jóvenes de barrio, su necesidad de un empleo para llevar una vida digna. Incapaces de tener una estabilidad laboral, con trabajos ocasionales de duración restringida a seis meses (Planes de empleo), cada vez es más difícil a los varones rifeños fundar una familia, contándose por miles los melillenses emigrantes a ciudades alemanas como Dusenhof y habiéndose disparado los casos de matrimonios de chicas musulmanas de Melilla con varones peninsulares españoles o irumiyen, que se están configurando como el inicio de un particular proceso de etnogénesis hispana.
Tanto la repoblación peninsular como la etnogénesis hispana parecen ser la alternativa a una sociedad melillense de origen marroquí. Este doloroso proceso de reestructuración de la población de Melilla, está generando un daño personal del que ya se están haciendo palpables las muestras de hartazgo de la población mayoritaria de Melilla. Los varones de barrio, carne de cañón para la emigración y a la vez la parte despreciada en el mestizaje asimétrico, quizá ya hayan dicho basta. El conservador español Imbroda ha sabido oler este desencanto y sintonizar con los jóvenes musulmanes de Melilla.
Nunca había sido tan abierta la contestación contra CpM, partido integrado casi exclusivamente por moros de Melilla, y dueño y señor de las barriadas y sus mezquitas. Ya en otros períodos electorales, se habían denunciado agresiones por parte de los entornos de CpM contra los díscolos pero en esta ocasión, nada para la furia de estos jóvenes musulmanes, que han improvisado una suerte de “primavera azul” al amparo de un partido nacional, el Partido Popular, que ya ha dicho, desafiando al partido de Mustafa Aberchan, que hará actos de campaña en las barridas, zonas hasta ahora vedadas al partido español en sus actos de campaña.
Los despechados jóvenes musulmanes que protagonizan la “primavera azul”, arropan a Imbroda y le trasmiten muestras de cariño, considerándolo la única alternativa real y útil frente al partido de Mustafa Aberchan, contra quien arremeten furiosos, acusándole de haber defraudado sus esperanzas y haber enriquecido estos cuatro años a sus cercanos, aprovechándose de ellos.
Queda por ver si Imbroda estará a la altura de lo que le reclaman estos jóvenes melillenses que están poniendo su fe en él.
Por lo pronto, el proceso de empobrecimiento de los musulmanes de Melilla lleva inexorablemente a lo que pretendieron las leyes raciales promulgadas de 1978 a 1985, a decir, disminuir la población de ascendencia marroquí, que es la mayoritaria en el enclave. Si bien CpM no crea este proceso, sí que es verdad que la formación de Mustafa Aberchan ha generado las iras de la juventud musulmana de los barrios al no haber conseguido ni siquiera disminuirlo, antes bien, estos cuatro años se ha acelerado esta retahíla de medidas lesivas para la población originaria, con miles de inmigrantes, más hogares desestructurados y un aumento considerable de un mestizaje, asimétrico, que es perpetrado mayoritariamente por las mujeres de esta población, la más desfavorecida.
Lo que se verá en los próximos años es un desarrollo, otra vez, de la contradicción entre una población que por un lado se interesa su diezmado y por otro se la necesita. La “primavera azul” es el grito desesperado de un pueblo que se niega a morir y que no se resigna a dejar de vivir de manera digna en su tierra. El PP que es tan servidor de la todopoderosa burocracia melillita como el PSME-CpM, se le presentará el reto de servir a estos jóvenes o a los intereses repobladores. En este sentido, es un mal augurio la lista electoral de Imbroda, apenas tenida en cuenta por una juventud musulmana despechada y enfurecida que cree haber encontrado a su mesías. De los primeros puestos que Imbroda ha reservado a la población musulmana ha excluido no sólo al joven de barrio sino incluso al varón musulmán. Imbroda ha elegido a musulmanas que viven lejos de los barrios musulmanes, en hogares occidentales, y a una mestiza que suele eludir su nombre materno musulmán. Sus “moritas” marcan la manera de ascender para las chicas desfavorecidas de los barrios. Un guiño de Imbroda a la tranquilidad de su electorado natural “cristiano” y a la de la burocracia de la ciudad.
No está nada empero decidido. Otros jóvenes musulmanes han decidido presentarse a las elecciones en una lista independiente Izizauen n Mrič, partido surgido de la fusión de la Federación de Los Verdes en Melilla con la plataforma Imaziɣen n Mrič, activa reivindicadora en redes de la aplicación de la Carta Europea de las lenguas regionales o minoritarias para la defensa e inclusión del idioma rifeño melillense. Tanto éstos como los jóvenes musulmanes de la “primavera azul”, outsiders de la política, han roto por primera vez el carácter incuestionado de CpM, el guardián de los barrios musulmanes para el Régimen de 1995, trastocando un orden que se agota ante una nueva realidad.
Siendo la mayor parte de la población de Melilla, jóvenes musulmanes, “la Primavera azul”, han mandado un mensaje de alarma a las autoridades españolas, no quieren emigrar de su tierra ni se sentarán resignados a ver pasar las oportunidades mientras la pobreza disuelve su sociedad. Si el PP no atiende sus demandas de empleo y vivienda, la “primavera azul” puede devenir en una brisa de verano que arrase no sólo al partido de Mustafa Aberchan sino también al de Juan José Imbroda Ortiz.
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