Durante esta Semana Santa probablemente hayamos visto el primer síntoma de un silencioso cambio profundo en nuestra sociedad que lleva orquestándose años. Los trabajadores melillenses nativos de cuello blanco están asistiendo estupefactos a la llegada masiva de irumiyen de la península a trabajar en Melilla. “Los están trayendo”, nos informaba hace unos días unos empleados imaziguen de Melilla, confirmando nuestra misma percepción. Hablamos de miles de familias peninsulares que se estarían estableciendo en Ceuta y Melilla desde hace aproximadamente diez años.
Esta colonización silenciosa ya tuvo sus primeros síntomas cuando se inició el proceso, ya que esta fue y es una de las causas del tremendísimo aumento de los precios de alquileres, que han pasado en una década de los 350 € por una vivienda con un dormitorio a los 700 € de media actuales, y sin duda, llama muchísimo la atención, el carácter calmado y silencioso con el que miles de personas se están estableciendo, con un trabajo asegurado, en un sitio del que no se está haciendo absolutamente NADA para impedir que miles de melillenses, la inmensa mayoría rifeños de Melilla, sigan emigrando, precisamente por falta de ese mismo trabajo que se está regalando a los peninsulares de afuera.
Ante la sorpresa generalizada de los rifeños de Melilla, ha sido eufórica, masiva, la Semana Santa de este año. Se han llegado a resucitar celebraciones que prácticamente estaban muertas desde hace décadas, como la cacerolada en el Barrio de la Victoria, en la que los melillitas (los cristianos, en su concepción étnica arumi) destacaban por su juventud. Para evitar equívocos hemos de apuntar que prácticamente desde el establecimiento a principios del siglo XX de la población civil colonial en Sebta y Mric (melillitas y caballas), la Semana Santa no puede ser tenida como una celebración religiosa sino como un acto de nacionalismo español.
La emigración de los rifeños de Melilla, fuera de su tierra (algo que nunca había pasado), es una cara de una moneda cuyo reverso lo representan los funcionarios melillitas trayendo a miles de irumiyen de la península a trabajar en el Ayuntamiento y en las empresas que subvenciona, con sueldos que suelen superar los 1500 €.
El fenómeno de la colonización silenciosa se comprueba en el aire, sobre todo en los lugares de trabajo, pero también por cualquier rifeño de Melilla que tiene contactos estrechos con los melillitas. Estos nuevos colonos, de la península, fundidos en la masa melillita, parecen casos puntuales, pero una vez que se cuentan los casos nos damos cuentan de que no son algo puntual sino que son todo un fenómeno, una invasión calmada y tranquila, silenciosa. Cualquier trabajador en una inmobiliaria podrá corroborar estos extremos, pues son miles de irumiyen peninsulares los que están buscando casas para alquilar.
EL MESTIZAJE ASIMÉTRICO
La colonización silenciosa de Melilla, es sólo un aspecto de una asombrosa labor de ingeniería social que se está llevando a cabo, tratando a los melillenses originarios como si fueran cobayas de un experimento macabro. Los casos de mestizaje son un aspecto más de este proceso. Estos casos, que 9 a 1, son de hombres irumiyen con moras, en apariencia parecen también ser casos puntuales, pero una vez que se cuentan los casos nos damos cuentan de que también son un fenómeno generalizado, hay al menos una mora con un arumi en cada familia rifeña melillense, y al ser un hecho generalizado por las mujeres moras de Melilla se ha dado una espontánea normalización.
Llama mucho la atención que en una ciudad pequeña, donde la población mayoritaria es de cultura musulmana y está comunicada espacial y familiarmente con el Rif, las mujeres rifeñas de Melilla se hayan entregado a lo que está considerado, de acuerdo a la cultura amazigh del Rif, como una auténtica vergüenza. De hecho, dado el carácter numérico de la población rifeña, posiblemente en Melilla se de la más alta tasa de unión de mujer mora con el hombre europeo, o si se prefiere la más alta tasa de rechazo de la mujer mora por el varón amazigh.
LAS DESIGUALDADES ESTRUCTURALES ASOLAN A LOS RIFEÑOS DE MELILLA
Tanto la Colonización Silenciosa como el silencioso proceso de mestizaje de las moras no han de ser entendidos como procesos naturales demográficos. Ambos fenómenos son inducidos por unas desigualdades que se han mantenido de manera activa por el colectivo históricamente beneficiario de una situación injusta, los colonos melillitas. Las tasas de fracaso escolar que asolan a los niños rifeños de Melilla y Ceuta no tienen parangón con las del resto de territorios del Estado español. Están motivadas por el interés de mantener en el empleo a profesores ultrapagados, procedentes de la Metrópoli, que no hablan la lengua de sus alumnos. Las tasas de encarcelamiento también están íntimamente relacionadas a los rifeños de Melilla, en una proporción que puede llegar al 90%. No hay un sólo Juez rifeño. Los jueces que tenemos son inflexibles con nuestros hijos, reos de delitos comunes catalogados de “roba gallinas”, mientras se dilatan los procesos respectivos a delitos más graves, en los que los afectados son fundamentalmente melillitas.
El sistema educativo y judicial en Melilla, dependiente de la oligarquía de funcionarios que encarnan la administración colonial, hunde a los jóvenes nativos en la miseria, los hace fracasados, poco atractivos para sus propias mujeres, sin mejor destino que expulsarles de su propia tierra, mientras son substituidos por varones irumiyen. No es casualidad que sólo la mora se lance a por el hombre "cristiano". La endogamia de las mujeres cristianas sin duda contrasta con la exogamia de la mora de Melilla, y descarta un proceso natural.
En un medio económico, dominado por hombres irumiyen, la posibilidades de integración de la mujer rifeña de Melilla están supeditadas al agrado del varón arumi, lo que le impone forzosamente un cambio en su forma de ser y en su vestir, y en última instancia, del cambio social, que ha hecho consuetudinariamente a la rifeña de Melilla, la vergüenza del resto de mujeres rifeñas.
LOS MUSULMANES CORRESPONSABLES EN EL GENOCIDIO
El diccionario de la Lengua Española define el término genocidio como el "Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad". En el caso de Melilla podemos entender que el esfuerzo por mantener las diferencias sociales que justifican la emigración de rifeños, el mestizaje asimétrico y el establecimiento de peninsulares, son medidas destinadas a diezmar a al grupo humano que conforma la población originaria de Melilla, de etnia rifeña y de religión musulmana. Ergo, a lo que estamos asistiendo es a un genocidio (el asesinato de un pueblo) con antecedentes en el período de 1864-1894 (I Guerra de Melilla) y en el período de 1975-1987 (leyes raciales).
No podemos dejar de señalar la responsabilidad en este proceso de genocidio del pueblo pueblo rifeño de Melilla de aquéllos que se han constituido, desde hace más treinta años en sus representantes políticos y religiosos, tras propugnar para sus padrinos colonos una suerte de "reconciliación nacional", idéntica a la que los servicios secretos "indujeron" a Santiago Carrillo.
Nuestros imames adoctrinaron a nuestros hijos, no diciéndoles que eran la población originaria sino que eran mera población española de toda la vida. Para ello hubieron de ocultar la extranjerización de sus madres y padres hasta 1990, las asaltos a los barrios por La Legión, las leyes raciales, la inmensa victoria del Movimiento de 1985 contra el colonialismo y la lucha de nuestros abuelos desde 1863 contra los que les robaron su tierra, Mřič.
El Sanedrín imbuyó a los jóvenes melillenses de una identidad falsa y diluible al pasar el estrecho, desarmándonos frente a los que nos odian. Para que olvidáramos a nuestra madre Batula, asesinada por las cloacas en el 86, nos enfatizaron la poligamia. Para que olvidáramos a Chrif Amezian, nos enfatizaron a Abu Bakr. Para que olvidáramos el Movimiento de 1985, nos enfatizaron la batalla de Badr. Y para que olvidáramos la dignidad de la mujer musulmana de Melilla, nos enfatizaron el burka,y el resultado paradójico es el prototipo de mujer originaria que hoy tenemos. Estos imames y representantes que han prostituido la soberanía de la tierra que por geografía, historia y derecho es nuestra, y sólo nuestra, son los responsables de la destrucción de la dignidad de las mujeres rifeñas de Melilla, hasta hacerla añicos. Es este sanedrín miserable el responsable moral del humillante mestizaje asimétrico y la prueba más palpable de ello es que no lo condenan, ni lo pueden condenar.
Este sanedrín no puede ni desaprobar el hecho insólito de que muchísimas musulmanas de Melilla estén cumpliendo con los preceptos coránicos como ayunar, ir a la mezquita, e incluso llevar hiyab, mientras se acuestan con sus novios incircuncisos. Decimos que se acuestan y no que están casadas porque de acuerdo a la religión que dice tener el Sanedrín, el ajuntamiento de esas musulmanas no es legal. Una práctica que está ocurriendo en Melilla sin precedentes en más de 15 siglos de civilización, y que sólo se entiende si consideramos al Sanedrín político-religioso como un instrumento colonial para destruir nuestra historia, nuestras costumbres, y finalmente acabar con nuestra existencia.
MÁS ALLÁ DE LOS POLÍTICOS
La colonización de Melilla mediante la emigración y el mestizaje asimétrico trascede el aspecto meramente político. Empieza con el gobierno del PP de Imbroda y se acelera con el de CpM-PSME. Es un proceso dirigido por la élite de funcionarios melillitas que de 1978 a 1987 ya intentaron diezmar a la población originaria de Melilla mediante una serie de leyes racistas y draconianas.
* En 1978, consiguieron prohibir a los rifeños con DNI comprar viviendas sin una autorización especial del Consejo de Ministros
* Desde esa fecha a 1982, ensayaron una reforma laboral por la que se despidió sin ninguna indemnización al 75% de los trabajadores rifeños con Tarjeta de Estadística
* En 1982, consiguieron que se modificara el Código Civil impidiendo que estos mismos rifeños melillenses adquirieran el DNI de manera automática al cumplir los 18 años.
* En 1985 se promulga una Ley de Extranjería a lo que llamaban “el problema musulmán”, que preveía la deportación de toda la población rifeña de Melilla indocumentada, unas 10.000 personas, y dejaba en la incertidumbre la situación de otros 5.477, con Tarjeta Estadística. De estos se preveía la expulsión a todas luces del subgrupo C, integrado por unas miles de personas.
De la misma manera que el proceso de genocidio del pueblo rifeño de Melilla mediante las leyes raciales de los ochenta, se inicia en el Gobierno de la UCD de Imbroda y se continuó en el Gobierno del PSME, el actual proceso de genocidio del pueblo rifeño de Melilla se inicia con el PP de Imbroda y se continúa, acelerado, en el Gobierno de CpM-PSME. Detrás de las leyes raciales y de la actual colonización están las mismas personas. Éstos son una oligarquía de funcionarios, irumiyen melillitas, que administran la Plaza con independencia del partido que esté en el Gobierno.
Son éstos los que asesoran a los diferentes Gobiernos locales, envían informes al Gobierno de la metrópoli y tienen un perfecto control de la prensa, la judicatura y por supuesto los aparatos de seguridad. Esta oligarquía, que hunde su raíz en el régimen fascista de Franco y que no fue depurada ni en la Transición ni tras el Movimiento de 1985, siempre se ha destacado por su intención de diezmar a la población originaria de Melilla, habiendo establecido actualmente el patrón colonizador francés sobre Kanaki (Nueva Caledonia), cuya población está a punto de extinguirse por las políticas de empobreimiento de la población originaria y la llegada masiva de franceses, que han cristalizado en el mestizaje asimétrico de sus mujeres con colonos y en la emigración masiva de sus varones, ante la absencia de oportunidades excepto para los colonos.
Ha quedado clara la intención de la burocracia caballa y melillita de culminar el genocidio de las poblaciones originarias de Sebta y Mric en el último informe enviado por la Ciudad Autónoma de Ceuta al Gobierno de España, en el que se informa de la mejoría de la situación en las Ciudades Autónomas desde el cierre de la frontera, pidiéndose una frontera dura y restrictiva. La intención es obvia, quieren impedir, lo que vienen denunciando desde el inicio de la Transición, el establecimiento de más rifeños en Melilla.
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Presidentes de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, Juan Jesús Vivas Lara y Eduardo de Castro González |
Desde 1968 en que queda abolido el unificado Gobierno General de las Plazas de Soberanía, los Ayuntamientos de Ceuta y Melilla han actuado coordinados por lo que la petición del Ayuntamiento de Ceuta en Madrid se entiende extensiva del Ayuntamiento de Melilla. Nada ha de entorpecer, ni en una ciudad ni en la otra, el perverso proceso de genocidio (asesinato de un pueblo) que, en la actitud de las mujeres rifeñas de Melilla, ya está en una fase bastante avanzada. Caminamos hacia nuestra desaparición.
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