La victoria rifeña de Annual en julio de 1921 supuso que el ejército español y sus moros regulares mordieran el polvo, mientras huían despavoridos hasta la Plaza de Melilla. Los relatos nos muestran que esos momentos de victoria rifeña, coincidieron con momentos de miedo e histeria para la población melillita, que no llevaba en la ciudad más de 30 años, y que acabó concentrada en los recintos fortificados de la antigua Plaza de Soberanía, a la espera de un asalto rifeño. Esta toma sería impedida por la jarca colaboracionista de Abdelkader Hach Tieb. Una vez los melillitas, superaron su miedo y la desesperación, bajo la proteción del moro amigo Abdelkader H. Tieb, un clamor recorrió la ciudad. Los melillitas montaron en indignación contra los rifeños melillenses, a los que acusaron de ser los quintacolumnistas de Abd el Krim.
Uno de los objetivos de esa campaña de odio fue el "moro amigo" Mohamed ben Mohamed Asmani, conocido como "el Gato".
El diario El Adelanto, en su edición del 7 noviembre de 1921, trasmite las críticas de los melillitas contra el melillense rifeño Mohamed Asmani el Gato, y cómo presionaban a las autoridades para que el militar y empresario rifeño-melillense fuera expulsado de la ciudad. En esta campaña de acoso, llegaron a instrumentalizar a presos, que lo acusaron de tener hombres entre los resistentes rifeños.
"Hace justamente cuatro días el Gato paseaba su gigantesca figura, su inexpresiva sonrisa y su mirada verdaderamente felina, por los alrededores de su señorial casa de la calle de Barceló. El pueblo, si hemos de ser sinceros, le odia, no en odio razonado, si no instintivo; algunos prisioneres afirman que, durante su cautiverio, vieron llegar al campo moro varios indígenas, allegados muy próximos del «Gato».
Durante los días tristes del bombardeo de Melilla, cuando caían sobre la ciudad, casi siempre los alrededores de los polvorines, granadas y bombas enviadas del Gurugú, la gente se preguntaba de qué manera llegaba a conocimiento de los sitiadores, el lugar donde estaban los almacenes de municiones, los depósitos de pólvora. Y después, sin poder reprimir sus impulsos, dirigía iracundas miradas al «Gato».
Que las acusaciones de los melillitas eran infundadas, una constante en su historia, lo demuestra que no fueran tomadas en cuenta por las autoridades coloniales militares de la época:
"Pero el Gato, en las esferas oficiales, gozaba de singular predicamento y eran atendidas sus indicaciones y hasta los mismos españoles se guardaban muy mucho de ponerse frente al «Gato», porque sabían que serían derrotados. Tal era la influencia del personaje moro , y tal también la debilidad de las autoridades, persistiendo en un régimen funestísimo que tan caramente hemos pagado. Y mientras tanto el «Gato», al amparo de este privilegio, adquiría casas, compraba numerosos ganados, respetado por los rebeldes, y acumulaba riquezas."
Los oscuros hechos de Annual, del que aún hoy no se precisan el número exacto de muertos por nombres y apellidos, que debe ser alejado de las exageradas cifras que se postularon y postulan, sería la escusa que necesitaban los melillitas para exigir la expulsión de la ciudad del melillense Asmani. Es más, la población melillita, resabiada por el Ejército español, se lanzará a linchar a la comunidad musulmana de Melilla. Así lo describe el diario:
"Ahora las iras del pueblo se han desbordado ante tantos horrores, y no es extraño que varios moros hayan sido agredidos; estos hechos serán muy censurables, pero son perfectamente lógicos y ni aun el mismo general Cavalcanti, que cumpliendo su deber prohibió estas manifestaciones encontrará extraño el movimiento de indignación contra los salvajes y bárbaros rifeños."
Las palizas y asesinatos a manos de melillitas y legionarios se sucedieron por toda la ciudad. Un escrito de la época, tres años después, recordará que entre los apalizados estuvo el mismísimo hermano de el Gato. El autor es prolífico, e incluso morboso, en los terribles últimos momentos de su vida:
Desde nuestra revista, hemos querido compartir con nuestra audiencia este desgraciado hecho que posiblemente no haya sido recordado desde hace 102 años, que fue cuando ocurrió. Los descendientes de Mohamed Asmani "el Gato", aún hoy recuerdan cómo su antepasado hubo de adoptar a los hijos de su hermano asesinado.
El Comandante General de la Plaza de Melilla, José Cavalcanti de Alburquerque y Padierna, hubo de tomar medidas extraoridinarias, para evitar que continuaran las palizas y asesinatos a los melillenses rifeños. Los zoquillos rifeños que se celebraban por toda la ciudad, se concentraron en el lugar ancestral rifeño que los españoles denominan de la carretera Hidum, hoy calle de Ibáñez Marín. Poco después, se construirán las primeras casas en ese barrio (Francisco Saro).
![]() |
El zoco de la carretera Hidum. Año 1921. Documento gráfico aportado por don Miguel Aparicio Montilla |
Por otro lado, las autoridades coloniales trasladarán a las Chafarinas, discretamente, sin que se entere la población melillita, a Mohamed Asmani, el Gato. Así fue recordado por la prensa de la época:
"El «Gato» había desaparecido. Una indolente hebrea, amiga intima del «Gato» , da a entender que ha abandonado Melilla; a media noche unos camiones automóviles cargaron los muebles y los transportaron al muelle a bordo de un barco que zarpó para Chafarinas. Este viaje misterioso ha puesto a volar la fantasía . ¿Qué hace el «Gato» en Chafarinas?"
Las autoridades también impedirían la entrada de más rifeños a Melilla, la tierra literalmente de sus abuelos:
"En la posada de Mari Guari, límite de Melilla, hay ya una oficina indígena que atenderá a los moros amigos, evitándoles la entrada en la ciudad. Y, previendo estos mismos peligros, tal vez el «Gato» haya sido alejado temporalmente, sin perjuicio de que el nombre del «Gato» continúe siendo el terror de los ratones, porque no somos más que unos miserables ratones alrededor de este «Gatos endiosado y todopoderoso""
Las autoridades militares, luego, aplacarían a los melillitas afirmando que el Gato había sido desterrado a Chafarinas por colaboracionista con los rifeños de Abd el Krim. Por auqellas fechas, el colaboracionista Abdelkader Hach Tieb recibió del Rey Alfonso XIII un vehículo como regalo.
Un delito tan grave como el de una supuesta alta traición y puesta en grave peligro de los intereses del Estado en un momento crítico, como el del que llaman Desastre de Annual, debió suponer la cabeza de Mohamed Asmani. No fue el caso. Y Mohamed Asmani pudo volver del destierro e incluso servir en la administración xalifiana. Algo sorprendente. Lo que parece claro es que la extraña y discreta operación de traslado sirvió para aplacar a los melillitas, haciendo como que se les complacía. Por otro lado, sirvió para dar impunidad a los crímenes cometidos durante el pogromo.
Según el relato de la época, el hermano del Gato murió perseguido por una jarca de legionarios, es decir mercenarios extraídos entre delincuentes, que previamente estaban gritando "Viva el Tercio", "no quedará ni un Jamido con cabeza, ya lo veréis". Mientras el desgraciado rifeño, sin duda amigo de España, corría desesperado por salvar su vida, los melillitas animaban a los legionarios, con gritos "Matar... matar a esos verdugos, a esos asesinos...", "Matadle, es el hermano del Gato, nosotros le conocemos", siendo finalmente apuñalado en una esquina del Parque Hernández, aunque otras fuentes hablan del barrio del Real.
![]() |
Parque Hernández. Documento gráfico aportado por don Salvador Soler Cansino. |
0 comments:
Publicar un comentario