Se ha de apuntar que el actual mestizaje en Melilla es asimétrico. Es decir, las mujeres "cristianas" desprecian al "moro", no como las musulmanas de Mřič que se abren a los "irumiyen".
Que la mayor parte de las mujeres de la Mřič actual sean nativas rifeñas y estén en proceso de integración en el mercado laboral, dominado por hombres irumiyen ha disparado un acontecimiento sin precedentes en Mřič, las relaciones entre irumiyen con moras. Esto no podría haberse impuesto sin un silenciamiento desde 1987 de la memoria de resistencia de los nativos y de los abusos que sufrieron, en especial las mujeres rifeñas, que en el siglo XIX y el siglo XX fueron sistemáticamente violadas por los soldados españoles y en especial por un cuerpo de mercenarios formado de expresidiarios y criminales, la Legión española.
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Marruecos. Rif. Bentieb. Febrero 1926. Rifeñas raptadas, agredidas y violadas por soldados y legionarios españoles durante los años 1920-1927. www.todocolección.net |
Del recuerdo de esas violaciones a mujeres rifeñas por irumiyen como forma de sembrar el terror quedan las canciones de la Legión, orgullosamente mantenidas por la fuerza de ocupación militares.
También es memorable la intervención de Indalecio Prieto en las Cortes Generales, a propósito de las responsabilidades en los sucesos de Annual (Expediente Picasso), en la que vinculó el desastre español a las violaciones de hombres españoles a mujeres moras de Mřič como intrumento de guerra y de asimilación. Así lo trasmitió el parlamentario:
"...pero lo que más suscitaba el odio del moro y dejaba detrás de donde nosotros actuabamos un torrente de ira que habla de estallar, eran los atropellos al derecho de gentes, las violaciones cometidas con mujeres moras. En la Comandancia general de Melilla debe de estar, chorreando por todos lados sangre e inmundicia, el expediente de un capitán, en cuyo haber -si haber se puede llamar a una página tan vergonzosa- hay cerca de cincuenta violaciones de mujeres moras. (Rumores) Y , naturalmente , el yebala soportaba esto con ira, soportaba esto con odio, estaba sometido, pero deseando vengarse . Todos sabéis lo que para el musulmán es una deuda de sangre: tras estas violaciones (el expediente quizá lo acredite) , para cometerlas había, como florón sangriento, algunos asesinatos, y entre los moros esas deudas de sangre no se extinguen jamás.
Durante las Guerras del Rif, la mujer rifeña fue un objetivo de violación de los soldados españoles. Fechoría que sabemos que estaba bien vista entre el pueblo español porque los violadores posaban orgullosos frente a la cámara. De hecho, la violación tenía un eminente objetivo asimilador y colonial, indistinguible del que buscaban en Argelia los militares franceses, que también usaron la violación de manera sistemática.
No obstante, el texto muestra que el objetivo de la violencia sexual de los irumiyen contra las rifeñas de Mřič, era, además de generar el terror de los campesinos, asimilarla a la fuerza. Sin nativas no habría pueblo rifeño.
Pero así las cosas, ni el terror de los irumiyen, ni sus violaciones a niñas vírgenes, ni las decapitaciones y ni los bombardeos químicos, cuyo mal aún hoy sufrimos, consiguieron someter a la mujer rifeña de Mřič, que se convirtió en el reservorio de nuestra lengua y cultura, condensado nuestro carácter nacional en las fábulas que nos contaban nuestras hennas.
EL PRINCIPIO DEL FIN
Esta realidad de resistencia que enaltece a nuestro pueblo y a nuestras hennas (abuelas) e immas (madres), ha sido ocultada en Mřič desde 1987, cuando con el proceso nacionalizador del colectivo musulmán de Mřič, el Estado colonial español aprovechó la escolarización de los niños rifeños, que hasta entonces ambulaban por las calles, para someternos a un adoctrinamiento en el que nuestra lengua y nuestra historia se volvieron inexistentes.
En este proceso de adoctrinamiento fueron fundamentales los colaboracionistas que aun hoy siguen en el poder y que son los responsables de las consecuencias que vemos treinta y seis años después. En la Mřič actual, la desmemoria ha separado la conciencia de la mujer cristiana de Melilla, orgullosa, que prefiere al hombre de su comunidad "a un moro", y la mora de Mřič, que a imagen de la beurette en muchos casos, se ha convertido en lo más bajo de la sociedad al carecer de la dignidad de las mujeres cristianas y por supuesto judías.
No nos engañemos, el mestizaje en Mřič es asimétrico. Es de arumi melillita con mora. Las cristianas no se prestan a los moros, y menos las cristianas nacidas en Mřič.
Así la mujer musulmana de Mřič, convertida en objeto para satisfacer los deseos sexuales de los colonos irumiyen, quizá se haya convertido en la solución al otrora problema de "la musulmanización de Melilla" o "marcha de la tortuga". A una futura Melilla inexorablemente rifeña se está planeando como alternativa una Melilla de hispanos mestizos.
El contexto económico de la ciudad, claramente opresivo y colonial, acelera este doble proceso de desislamización y bastardización. El arumi suele tener de media 40 años o más, unos 8.000 irumiyen son funcionarios en la Administración colonial. Es decir, tienen un buen sueldo, poder (al controlar el Estado) y pueden sostener a una familia e incluso enchufar a la "morita" y algún hermano suyo en algún sitio para que tengan una vida digna. Millares, de los aproximadamente 50.000 melillenses originarios de Mřič, son aún niños que necesitan ser mantenidos. El Estado no está por ofrecer empleo en Mřič a los nativos rifeños y les señala el camino de la emigración a Alemania. Hoy Mřič, centro de recepción de inmigrantes desde su refundación española en el siglo XX, se ha convertido en tierra de emisión de migrantes.
Por otro lado, el modelo de transición demográfica rifeño hace atractiva a la musulmana para el colono, varón económicamente asentado. La rifeña suele tener al menos dos hijos y prefiere una vida doméstica estable. La mujer española en Melilla retrasa la edad de procreación o decide no tener hijos. Además, su nivel de concienciación con la doctrina de género es mayor, suponiendo un motivo de preocupación para el colono español.
Así, en los herederos de los violadores de rifeñas se da una continuidad. Además se han dado cuenta de que para hacer su vida, es mejor una mora que les de hijos y no los abandonen.
RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIÓN
El 15 de noviembre de 1863, se producía la primera deportación de los nativos melillenses de sus tierras. Tres meses después se emitía la Real Orden del 17 de febrero por la que se autorizaba la colonización de las tierras nativas. Desde entonces, el pueblo de Mřič ha luchado a brazo partido por recuperar su tierra y vivir con dignidad.
Esa lucha le ha llevado ha tremendos sacrificios. Entre éstos, hemos de destacar de manera específica, la violencia ejercida por los irumiyen contra la mujer rifeña, cuya violación por delincuentes irumiyen exconvictos de la Legión era el arma de terror con el que establecían su vil colonialismo. Las violaciones se continuaríans hasta los pogromos, o incursiones de los legionarios en los barrios melillenses, como en 1975, 1979 y la retaila de incursiones en los años noventa. Tampoco queda lejos el salvaje apaleamiento a las Madres de la Plaza de España por la policía española, que se destacó por una crueldad que hoy volvemos a ver en Ceuta.
Aun con honrosas excepciones, una vez los irumiyen han degradado a la mujer rifeña de Mřič a ser la mujer más baja de la sociedad, frente a la dignidad de las cristianas y judías, los colonos en Mřič proceden a la segunda parte del plan: cerrar Mřič. La lucha definitiva por la supervivencia de nuestro pueblo se libra hoy en las conversaciones entre el Estado español y el Reino de Marruecos, respecto a la cuestión fronteriza.
Los colonos irumiyen mientras se pintan de tolerantes, para justificar su mestizaje asimétrico con moras, ejercen unas presiones tremendas para que sea abolida la excepción Schenguen y se cierre Melilla a más moros.