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La idea de invadir la ancestral aldea de Melilla, fue acariciada por el Gobernador militar del Presidio de Melilla, Manuel Buceta del Villar, desde su nombramiento. De hecho, Buceta, conocido como el malo, no sólo tenía una idea sino que también tenía un plan para ello.
Bajo la idea de que nadie conoce mejor a "los moros" y a las tierra de "los moros" mejor que los propios "moros", el 12 de marzo de 1859, solicitaría al Gobierno de Isabel II de España crear el primer cuerpo formal de mercenarios rifeños melillenses al servicio de España, ello «para producir el alejamiento de la costa de los moros enemigos». Tras ser aceptada la solicitud el 8 de junio de 1859, Buceta creará una sección mora en el cuerpo de presos armados "Los Tiradores del Riff". Sería la "Sección de los Moros Tiradores del Riff".
Estos melillenses confidentes de los españoles, serán los primeros rifeños, desde 1496 o 1947 (la fecha de la llegada de los castellanos no es clara en las crónicas), en volver a habitar la roca de Melilla, hoy conocida como Melilla la Vieja.
El contexto hispanomarroquí, hará que los planes expansionistas de Buceta encuentren una enorme facilidad de desarrollo. Dos meses después de la constitución de la "Sección de los Moros Tiradores del Riff", el 24 de agosto, tras la amenaza de una guerra tras los Sucesos de Anguera, las autoridades españolas arrancarán al Reino de Marruecos la ampliación de límites de la Plaza de Melilla:
“el territorio próximo a la plaza española de Melilla hasta los puntos más adecuados para la defensa y tranquilidad de aquel presidio; acordando trazar los límites de esta concesión tomando por base el alcance del tiro del cañón de 24 de los antiguamente conocidos”
Los esfuerzos del Sultán por parar la guerra caerán en saco roto con su muerte. Para el mes de noviembre fuerzas militares españoles iniciaban desde el Presidio de Sebta la ocupación de la aldea de Sebta, conocida como el Campo del Moro. Desde el Presidio de Melilla, el Gobernador Buceta creerá que era el momento de invadir también la aldea de Mřič.
Para esta vil labor, Buceta lanzará contra la Melilla originaria al recién creado cuerpo de Moros Tiradores del Riff, que serán la punta de lanza de la invasión. A pesar de que los norteños no contaban ni con la mitad de los efectivos españoles, las fuerzas españolas encontrarán una resistencia feroz de los nativos del poblado de Mřič.
El 9 de febrero de 1860, los militares españoles y sus colaboracionistas tendrán que salir despavoridos del poblado rifeño de Mřič y refugiarse en la Roca. La España venida arriba con la manipulación de O'Donell recibirá un duro golpe moral de manos de los melillenses. Ese mismo año, Buceta habrá de despedirse de su cargo de Gobernador. La humillación que los melillenses perpetrarán al ejército colonial español será recordada, decadas después, por el historiador militar Gabriel de Morales:
"La impresión producida en España por el desastre del 9 de febrero fue grande , pues aun cuando su importancia militar fuese muy inferior á la de las victorias que sin cesar obtenia el ejército que en las inmediaciones de Ceuta se batía contra las tropas del Sultán , vino a amargar las alegrías de la toma de Tetuán con sorpresa tanto más dolorosa , cuanto que el nombre de Buceta era considerado como prenda seguro de triunfo" (Morales, 1909).
Más fortuna tendría España en el Rif occidental, donde sería invadida la aldea de Sebta (Campo del Moro) y Tetuán. Para que España cesara su agresión, el 26 de abril de 1860, al Reino de Marruecos habría de aceptar unas condiciones totalmente abusivas en el Tratado de Wad Rass que prácticamente lo endeudarían hasta ser invadido por Francia. Es lo que algunos historiadores marroquíes conciben como el Tratado de Versalles de Marruecos. En lo que a terrenos invadidos se refiere, a las tierras ancestrales de los nativos de Mřič (Campo moro de Melilla) cedidas en agosto de 1859, ahora se unía Ifni, conocido por los españoles como Plaza de Santa Cruz de Mar Pequeña, y las tierras ancestrales de los nativos de Sebta (Campo del Moro), con las que el territorio del Presidio de Ceuta se habían multiplicado por dos.
LA GUERRA DE MELILLA (1863-1894) Y EL DELEZNABLE PAPEL DE LOS MOROS TIRADORES DEL RIFF
La expulsión de los nativos sebtíes (Anguera), entre noviembre y diciembre de 1860, de sus casas y tierras de pasto, se continuará con otra limpieza étnica basada en el desplazamiento del poblado de Mřič y en la destrucción de su patrimonio cultural.
Desde la firma del infame Tratado de Wad Rass, el Estado colonial español presionará al Reino de Marruecos para proceder a la delimitación de los nuevos límites impuestos por la amenaza y el terror en los tratados de 1859 y 1860. Cuando se produzca esta delimitación, los colonialistas españoles, prevalecidos de su victoria militar en Tetuán, se valdrán de todo tipo de subterfugios para robar la mayor cantidad de terrenos a los rifeños melillenses.
El Tratado de 1859 disponía que el disparo había de realizarse con un “cañón de 24 de los antiguamente conocidos”, sin embargo se usará un moderno cañón (El Caminante), producido después del Tratado, en 1860. Tampoco establecía el Tratado que el disparo hubiera de hacerse desde el fuerte Victoria Grande, y sí se entendía que el cañón debía de tener la carga de un tiro. Las trampas del Gobernador del Presidio, Felipe Ginovés del Espinar, hambriento por las ricas tierras del lado derecho del río Medouar (río que los españoles con razón llamaban el Río de Oro) llevarán a que mientras el territorio del Presidio de Ceuta se multiplicó por dos en 1860, el de Melilla se multiplicó por diez. Negando España el derecho a existir de la ancestral Melilla originaria.
La lucha se iniciaría desde el primer momento, pues los nuevos hitos fronterizos establecidos por funcionarios españoles y marroquíes el 13 de junio sean arrancados por los melillenses en clara señal de desafío. Cuando las fuerzas españolas salgan del Presidio para reponer estos hitos, los melillenses los recibirán a tiros.
Las autoridades españolas, sometido Marruecos, ni sospecharán la fiera resistencia que podría ofrecer la aldea de Melilla, por eso el 23 de enero de 1863, darían cumplimiento a la Real Orden de estincion de los Moros Tiradores del Riff. Pronto descubrirán empero que estos moros renegados seguirían siendo fundamentales.
La colonización española de Melilla se iniciará con paseos alrededor del campo, en los que los españoles serán guiados por moros renegados de la Sección de los Moros Tiradores del Rif, que también escoltaban a los presos. Ambos colectivos era la carne de cañón de los españoles.
Estas misiones de reconocimiento culminarán en septiembre de 1863. Los melillenses originarios acostumbraban a celebrar una feria semanal el domingo, en la zona que aun a dío de hoy es conocida como Zoc Iacen (Zoco Viejo), sito calle Ibáñez Marín. El domingo, día 20, el Comandante del Presidio desce hacía poco más de dos meses, Thomás O'Ryan y Vázquez, instaría a los nativos a que la próxima feria del día 27 se celebrara fuera del límite arrancado a Marruecos en 1859 y 1860. El ultimatum fue redactado en una carta en árabe y leído en tharifeč por un moro renegando en el zoco.
Los melillenses responderían desafiantes, que celebrarían su zoco donde se venía celebrando siempre. Efectivamente, el siguiente domingo, la feria o zoco se volvió a celebrar , comenzándose aquel día mas temprano y siendo la afluencia masiva. El zoco se llenaría de melillenses armados con espingardas, alfanges, gumias, etc.
Inmediatamente, las autoridades coloniales del Presidio prepararían la artillería y solicitarían refuerzos humanos a la Plaza de Ceuta. Los melillenses por su parte, comunicarían a la autoridad rifeña marroquí, el Baja, que en caso de hostilidades se tomarían su pasividad como un acto de connivencia con el enemigo y "no dejarían vivo ni un moro de rey". El Bajá le rogó al Gobernador que no socavara su autoridad y el Gobernador aceptó. Los melillenses habían ganado el pulso.
Al día siguiente empero, el punto avanzado del Fuerte o Ataque Seco aparecerá tomado por la Compañía de Ingenieros Obreros. El Gobernador hará una incursión a los alrededores de la aldea de Melilla con la escusa de enseñarles el terreno al primer batallón de Galicia, llegando provocativamente hasta el área sagrada de Lalla Thurthut (Nuestra Señora La Higuera), un santuario animista que posiblemente hundiera su raíz en la prehistoria de la población originaria. Con la llegada del Islam, se había construido una mezquita al lado de la Santa Higuera. Sobre el área sagrada hoy se levanta el Colegio de la Salle de Melilla.
Nada más llegar los colonos al área sagrada, un grupo de lugareños melillenses empezarán a hacer aspavientos, indicándoles que se vayan. De nuevo, será el Bajá el que evite una masacre. Éste, custodiado por cinco rifeños del Mahcen, comunicarían que los "Irumyen" (los romanos) no pensaban cortar chumberas (signo tribal de apropiación) sino que sólo pensaban pasar por ahí. No terminarían ahí las provocaciones del Gobernador, que aprovecharía su paso por el cuartel de Lalla Genada para robar al Bajá una cureña de cañón.
Días después, se producirá un tiroteo en el Fuerte o Ataque de San Lorenzo entre un teniente coronel de Vergara, respaldado por un grupo de Tiradores del Riff y un grupo de diez o doce nativos melillenses. A las pretensiones colonialistas de los españoles se unía que desde la guerra de África, 96 rifeños estaban reclusos en el Presidio. Ante la cerrazón del Gobernador la única posibilidad era la Ley de Talión, que diera a los nativos la posibilidad de proceder a un intercambio de prisioneros.
A los pocos días, en la zona de Ith Raren (hoy, la popular Trara), en las cercanías de Lalla Thurthut, tres moros renegados de los Tiradores del Riff dirigidos por el Sargento moro Mombú, tirotearán a un grupo de nativos, alcanzando a uno.
El día 27, una cuadrilla de 80 presos son ordenados a realizar la provocativa labor de limpiar el cauce del río Medauar más cercano a Lalla Thurthut, ello bajo la atenta mirada de sus carceleros, los Moros Tiradores del Riff y el Gobernador. No tardarán en salir de la Mezquita de Lalla Thurthut y del Castillo de Geneda nativos melillenses agitando sus jaiques en señal de beligerancia, instándoles a que abandonaran sus tierras.
Ante los lugareños rifeños se formará un concertado despliegue de tropas que sugiere que los españoles sabían perfectamente las consecuencias de sus provocaciones y las estaban incitando. Tres compañías de cazadores de Vergara, una del fijo de Ceuta y la Sección de Moros Tiradores del Riff se enzarzarán en un intenso tiroteo con los nativos, que será recordado de esta manera por el Gobernador:
"Acorralados al pie de Cabrerizas , les mantuvimos cerca de dos horas sin permitirles levantar cabeza de sus para petos , causándoles gran número de bajas que veíamos Si la noche no hubiese estado tan próxima , con poco trabajo se les hubiera desalojado del pueblo"
Al día siguiente, se produciría la respuesta de los melillenses. Los cuales, simulando ser mercaderes accedieron al recinto fortificado del Presidio, en el Mantelete, donde se celebraba el mercado de contrabando, y provocaron una insurrección con la idea de liberar a los presos y quizá expulsar a los militares de la Roca.
En la insurrección resultarán muertos, según el BOE, tres soldados y 58 heridos. Las fuentes españolas no precisan el número de muertos nativos, aunque destacan la muerte durante la insurrección de un melillense ilustre de la tribu de Mazuza, Sid-El–Arbi. También destacan que al día siguiente no fueron muchos los enteramientos en el cementerio de Sidi Guariach. También se ha de destacar que tras la insurrección, el Gobernador de Melilla y el Capitán General de Málaga recomendarán que fueran premiados los Moros de Tiradores del Riff, “que fué la admiracion de todos peleando en los puntos de mayor peligro con grande arrojo y fiera valentía”.
El día 30, como represalia es encarcelado un melillense rifeño que fue a vender gallinas al Presidio y en respuesta una Compañía de Obreros Ingenieros será asaltada por los rifeños cuando salgan del Presidio “al parecer las intenciones de aquellos bárbaros el llevarse toda la compañía que a la sazon estaba sin armas". Si ese fuera el objetivo, los refuerzos militares lo impedirían.
El dia 5 de octubre, a las doce de la noche, se reanudarían los tiroteos en Lalla Thurthut. Definitivamente, el arrojo de sus hijos melillenses hacía inexpugnable al santuario de la antigua deidad, España al final no podrá sino recurrir al Sultán marroquí. De hecho, será el príncipe, Muley Abbas, el que en 1860 firmó el Tratado de Wad Rass, quien haya de desplazarse a Mřič, con un nutrido cuerpo de tropas alaouitas, que impedirán por la fuerza la celebración de la feria del domingo, día 15 de noviembre, y obligarán a los melillenses originarios a derribar sus casas, una por una, antes de empujarles hasta emplazamientos hasta entonces poco o nada habitados como Farjana y la zona que hoy conocemos como Mariguari.
El día siguiente, eran restablecidos los postes que señalaban los limites impuestos por España, aunque ambas autoridades convendrían la evacuación española del area sagrada Sidi Guariach (Remacha, 1994), que podemos considerar una zona retrocedida por el Estado español.
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Cementerio y morabito de Sidi Guariach. Revista Blanco y Negro, núm. 132 de 1893. Archivo del Museo Específico de Regulares de Ceuta. |
Tres días después, el día 19, desprovista la matriarca de Melilla de la protección de sus hijos, las tropas marroquíes perpetrarán la gran profanación, derribando la sagrada piedra del milenario lugar de culto y cortando un árbol que había resistido a todas las civilizaciones, salvo al imperialismo. El cuartel de Lalla Genada, allende a Lalla Thurthut, que guardaba la aldea de Melilla, será igualmente destruido.
Perpetrada esta fechura, el Estado español entregaría a la autoridad marroquí a los presos melillenses de 1860, los cuales serían a continuación manumitidos, prometiendo reconstruir el cuartel melillense de Lalla Genada. Es la conocida como Nakbah de Melilla, producida tres años después de la nakbah de Sebta.
De las noticias trasmitidas por el Representante de Su Majestad resulta que el mismo día en que se celebró el convenio fue cumplido su art. 2º, expulsando las tropas marroquíes a los rifeños del territorio comprendido en los límites actuales de la plaza, medida que obtuvo su confirmación el día inmediato, impidiéndoles las mismas tropas la celebración de la feria que acostumbraban tener en aquel terreno.
De igual manera el día 16 se verificó la reposición de postes en la línea fronteriza, conforme a lo convenido en el art. 4º y en presencia de los Comisionados nombrados al efecto por los dos países.
Por último, el día 19 se llevó a ejecución el art. 3º, destruyendo las tropas del Sultán la mezquita de que trata aquella estipulación estipulación, y arrasando las chumberas, como habían hecho los rifeños con sus casas antes de abandonar sus hogares.
En vista de este resultado, que ha correspondido a las esperanzas que el Gobierno de S. M. fundaba en el leal proceder del Gobierno del Sultán y de su Enviado el Califa Muley-El-Abbés, el Ministro de S. M., haciendo uso de la autorización que al efecto le estaba concedida, y cediendo a las reiteradas instancias del Príncipe, no ha vacilado en perdonar, a nombre de S.M. la REINA de España, y entregar a las tropas marroquíes, a los rifeños detenidos en Melilla a consecuencia de los últimos sucesos, como rehenes o presuntos reos.
Boletín Oficial del Estado, a domingo 29 de noviembre de 1863.
Sólo tres meses después, a consultas del Gobernador militar de Melilla, la metrópoli española emite, por primera vez en la historia de los presidios, una disposición, la Real Orden del 17 de febrero de 1864, por la que quedan derogadas aquellas disposiciones que limitaban la llegada y permanencia de población no militar a la Plaza de Melilla. Un mes después, las autoridades darán aplicación a la Real Orden del 23 de enero de 1863, de estincion de los Moros Tiradores del Riff, traicionando a esos mercenarios que llevaban luchando por la causa de España desde 1859.
Diario El Liberal, edición del 26 de marzo de 1864 |
Salvo la exigua minoría de traductores, y aquéllos que aún habían de cumplir su tiempo de empeño (que lo harían en la Plaza de Ceuta), los demás serán abandonados, como quien abandona a un perro, teniendo que dar la cara ante los familiares de aquellos a los que mataron. Así lo recordara Rafael Pezzi, tres décadas después:
Rafael Pezzi. Los presidios menores de África y la influencia española en el Rif. (Fortanet, 1893) |
La intención del Estado colonial español era obvia, repoblar las tierras ancestrales de los moros melillenses (Ath Cicar) y de los moros cebtíes (Anguera) con contingentes de población española peninsular. El intento resultará empero un fracaso, ya que el pueblo español por entonces prefería emigrar a ciudades como Orán, mientras que los nativos melillenses y cebtíes continuaron practicando la lucha armada.
La guerra por la independencia no había hecho más que comenzar. España sabría empero bien pronto las consecuencias de apuñalar a los moros que la defendieron. El 23 de abril de 1864, los nativos melillenses reventarán las obras militares que se estaban llevando a cabo cerca de las ruinas de Lalla Thurthut. Los propios moros renegados que antes servían a España se convertirán en sus enemigos incitando a los demás rifeños a continuar la lucha, revelando las intenciones de los españoles de querer construir una ciudad sobre las tuierras ancestrales de los melillenses originarios:
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Diario La Correspondencia de España, edición del 14 de mayo de 1864, p. 2. Cit. Blas Imbroda (2015) |
Las obras de sabotaje se continuarán. En octubre de 1868, los nativos melillenses habrán reocupado la totalidad del Campo Moro, quedando los colonos asediados en el Presidio, sin poder salir de él. Seis meses después, el 21 de mayo de 1869, un colono asesinaría desde la misma puerta de Santa Bárbara a un nativo muy respetado. Su cábila invocó la ley tribal y el Bajá, no pudo más que aconsejar a que los colonos no salieran del Presidio hasta que se calmaran los ánimos, quedando éste de nuevo asediado. Tres meses después, el 29 de agosto, tres colonos, que desoyeron la recomendación fueron ajusticiados como represalia.
En 1871, dos fragatas españolas frente al puerto de Tánger serán espada de Damocles sobre la cabeza del Sultán, o aplastaba a los rifeños de Mřič o todo el país de Marruecos se vería expuesto a una invasión. 3.000 tropas marroquíes dirigidas por los dos hijos del Sultán, invadirán la tierra Mřič, expulsando otra vez a la población originaria. A poco más de un año, en 1872, el ejemplo melillense cundirá entre los nativos cebtíes, que asaltarán el Campo del Moro, asediando el Fuerte Echagüe.
Cada avance colono genera la reacción de los nativos melillenses. En 1890, los nativos melillenses vuelven a entrar en su tierra de manera masiva, y el Sultán volverá a mandar a sus tropas para imponer la paz de los colonos y expulsar, otra vez, a los nativos restablecidos en su tierra. El Sultán alaouita no mostrará compasión y asesinará a uno de los líderes nativos melillense, el hijo del caid Maimon Mohatar, quemando su casa salvajemente.
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Fuerte en construcción de la Purísima en Sidi Guariach. Revista Blanco y Negro, núm. 132 de 1893. Archivo del Museo Específico de Regulares de Ceuta. |
En 1893, los colonos han avanzado hasta la zona sagrada de Sidi Guariach, teniendo la intención de construir el Fuerte de la Purísima. Los rifeños, comandado por el caid Maimon Mohatar, tras diez horas de combates se hacen con toda el área. Inmediatamente los nativos planean tomar los demás fuertes y recuperar su patria. El mismísimo Gobernador militar, Juan García-Margallo y García, morirá en el Fuerte de las Cabrerizas Altas.
Como en 1859, en 1893, las noticias de África serán hábilmente utilizadas por excitar las bajas pasiones y el racismo español. Miles de voluntarios se unirán a la milicia nacional para combatir a los moros. En el puerto de Málaga incluso hay agresiones de la población civil española, soliviantada, hacia a los Moros Tiradores del Riff que desde la Plaza de Ceuta se dirigían a combatir a sus hermanos de Mřič.
Posteriormente se sabrá que la muerte del General Margallo presentado como un mártir a manos de los malvados moros, albergaba oscuras sombras. De acuerdo a Manuel Ciges Aparicio, en "España bajo la dinastía de los Borbones" (Ed. M. Aguilar, 1932), que cita la crónica del campamento, Margallo ni murió como un héroe ni fue caído por fuego guelayense, sino que:
«Oficiales y soldados imputaban a Margallo tolerancias en el contrabando de armas y aun de beneficiarse con las que recibían los rifeños, y el odio encontró vengador en un joven Teniente de Infantería, Miguel Primo de Rivera»
Gerald Brenan recogerá la misma crónica en "El laberinto español. Antecedentes sociales y políticos de la guerra civil" (Ed. Ruedo Ibérico, 1942). Por su parte, Stanley en "Los militares y la política en la España contemporánea" (Ed. Ruedo Ibérico, 1968), aun siendo escéptico recogerá relatos según los cuales en la víspera de su muerte habría recibido una carta de la metrópoli en la que se le notificaba que iba a ser relevado por traficante. Imágenes de la revista ilustrada Blanco y negro.
El Campo de Mřič, nueve décimas de la actual ciudad, sería asaltado por 20.000 soldados españoles, más sus mercenarios, los Moros Tiradores del Riff , a los que habría que añadir las fuerzas militares alaouitas a las órdenes de Muley Arafa. Junto a estas fuerzas de ocupación, el Ejército español implantará a miles de vagabundos españoles como colonos, los cuales se instalarán en cuevas y chavolas sobre las laderas de Ataque Seco, sobre las ruinas de Lalla Thurthut y en las cercanías del barranco del Polígono (hoy Rastro). En principio, estos colonos servían comida a los soldados, y les facilitaban vino y prostitutas.
Sólo tras esta aparatosa campaña, en 1984, el Estado colonial español tendrá el pleno control de los casi trece kilómetros de Melilla. El pueblo nativo, quedará aplastado y deportado definitivamente. Los líderes que, a diferencia de Ali El Moreno no cayeron en combate, como Maimon Mohatar, serán entregados a las fuerzas de ocupación españolas. Como en 1863, en 1894 se conseguirá salvaguardar el area sagrada de Sidi Guariach. El 5 de marzo de 1894, en Marrakesh, el Estado español acordaría que:
«El cementerio y los restos de la mezquita de Sidi Guariach quedarán cercados por un muro en el que habrá una puerta con el objeto de que puedan entrar los moros sin armas para rezar en aquel lugar sagrado» (Art. 3 del tratado de Marraquesh).
Desde los límites, impuesto a sangre y fuego, los nativos melillenses podrán ver cómo los peninsulares traídos por el Ejército venían para quedarse. La población española de Melilla se triplicará de 1887 a 1897, pasando de 3.539 (la gran mayoría militares) a 9.553. Son los inicios de la población civil peninsular de Melilla (los llamados "cristianos"), a las que se retrotraen una exigua minoría de actuales melillenses peninsulares. Desde ese momento hasta 1987, el pueblo nativo de Sebta y Mřič tendrá la consideración de extranjero en su propia tierra.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
—Julio Albi de la Cuesta. ¡Españoles, a Marruecos!: La Guerra de África 1859-1860. Desperta Ferro Ediciones, 2020.
—Juan José Martínez. Crónica de la guerra de África. 1860.
—Gaspar Núñez de Arce. Recuerdos de la campaña de Africa. Imprenta a cargo de J.M. Rosés, 1860.
—Wilhelm Oncken. Historia Universal, Volumen 45. Montaner y Simon, 1922.
—La España de cada provincia. Publicaciones Españolas, 1964.
—Pascual Madoz Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. 1850
—Francisco Gómez Hidalgo. Marruecos, la tragedia prevista (J. Pueyo, 1921)
—Pedro Antonio de Alarcón Gaspar y Roig. Diario de un testigo de la guerra de Africa. 1859.
—Manuel Ciges Aparicio. España bajo la dinastía de los Borbones. M. Aguilar, 1932.
—Gerald Brenan. El laberinto español. Antecedentes sociales y políticos de la guerra civil. Ruedo Ibérico, 1942
—Stanley Payne. Los militares y la política en la España contemporánea. Ruedo Ibérico, 1968.
—Rafael Pezzi. Los presidios menores de África y la influencia española en el Rif. Fortanet, 1893.
—Francisco Sánchez Ruano & Abdelmajid Benjelloun. Islam y Guerra Civil Española: moros con Franco y con la República. Esfera de los Libros, 2004.
—Serafín Estébanez Calderón. Manual del oficial en Marruecos, ó Cuadro geográfico, estadístico, histórico, político y militar de aquel imperio. Boix, 1844.
INVESTIGACIONES CONSULTADAS
—José Ramón Remacha Tejada. Las fronteras de Ceuta y Melilla. Anuario español de derecho internacional, ISSN 0212-0747, ISSN-e 2173-3775, Nº 10, 1994, págs. 195-238.
—Óscar Garrido Guijarro. Aproximación a los antecedentes, las causas y las consecuencias de la Guerra de África (1859-1860) desde las comunicaciones entre la diplomacia española y el Ministerio de Estado. TESIS DOCTORAL 2014.
—Antonio David Palma Crespo. La Guerra de África (1859-1860) en imágenes. TESIS DOCTORAL 2016.
—Blas Jesús Imbroda Ortiz. La posición de Melilla en la historia constitucional española . TESIS DOCTORAL 2016.
—BURGOS MADROÑERO, MANUEL. “El Africanismo español”. Revista Jábega, ISSN 0210-8496, Nº. 20, 1977, págs. 55-74
—Omar Duddú El Funti. Los Amazigh del Rif. Vanguardia histórica en la defensa de Marruecos en la primera mitad del s. XIX. 2016.
ARTÍCULOS CONSULTADOS
—Jorge Juan Embajador extraordinario en el Mogreb 1767. https://todoavante.es/index.php?title=Jorge_Juan_Embajador_extraordinario_en_el_Mogreb_1767&oldid=47646
—Antonio Guerra. Convenio de límites de Ceuta de 1845. El Faro de Ceuta a 19/11/2012.
—Antonio Guerra. Convenio de límites de Ceuta de 1845 (III). El Faro de Ceuta a 26/11/2012.
—Antonio M. Carrasco. La frontera de Ceuta: una fuente constante de malentendidos y conflictos. Diario El Debate a 28/05/2022.
—MANUEL P. VILLATORO. El deleznable acto de infamia rifeño contra España que inició la Guerra de Marruecos. Diario ABC a 22/05/2018
PARA LA INVASIÓN DE LA ALDEA Y LA PROFANACIÓN DE LALLAH THURTHUT
—Boletín Oficial del Estado español, correspondiente al domingo, 6 de septiembre y al 29 de noviembre de 1863. Disponibles en la Gaceta Oficial.
—Diario La Correspondencia de España, edición del jueves, 15 de octubre de 1863.
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