miércoles, 11 de enero de 2023

LA CONQUISTA DE LOS CAMPOS MOROS DE CEUTA Y MELILLA (1767-1894)

Hace unos días, un buen amigo nativo cebtí me trasladó el uso que muchos nativos del neogentilismo "caballa", preguntándome por su origen concreto. Esta cuestión me sirvió para hacer una breve investigación que compartiré en este artículo.


LA COLONIZACIÓN DE CEUTA Y MELILLA

Para empezar, hay que dejar claro que Sebta, al igual que Mřič, como ciudades españolas, se levantan sobre los campos moros en los que vivía la ancestral población originaria de la región. La existencia de esta población originaria se empezará a ver amenazada a partir de 1767.

Plano de la Plaza militar de Ceuta hacia el año 1779. A sus puertas se extendía el Campo del Moro. Plan de la Ville de Ceuta: cette ville scituée en Afrique sur la Côte de Barbarie vis-à-vis Gibraltar avec un bon port

El 21 de febrero de 1767 desembarcaba en Tetuán, Jorge Juan, en representación del Reino de España, acompañado de Sidi el Gazel, embajador del Reino de Marruecos en Madrid. El representante del Reino de España, traía de parte del Rey borbón Carlos III para el Sultán alaouita Mohamed III, entre otros presentes, doscientos ochenta y cinco esclavos musulmanes (entre moros y turcos). El Rey de España solicitaba del marroquí, un ensanche de sus presidios en la costa marroquí, entre ellos, el de Ceuta. 

La lectura del Tratado de paz y comercio entre España y Marruecos, firmado el 28 de mayo de 1767, y concretamente el artículo 19, nos indica que tras meses de negociaciones, el representante del Rey español conseguiría más bien poco de sus ruegos y súplicas al Sultán. 

Como se aprecia en el texto, el Sultán marroquí dejó claro que las pretensiones españolas sobre las ancestrales tierras de los nativos sebtíes y melillenses eran ilegales, aceptando una renovación de los límites existentes de la Plaza ocupada por España. Con este fin, se formó una comisión de estudio para esta labor que culminó en 1782 en un Convenio, cuyo contenido se reflejó en el Tratado de paz, amistad, navegacion, comercio y pesca entre su Majestad católica y su Majestad de 1799:

Las autoridades marroquíes habrían permitido la salida de los habitantes de la Plaza, que eran fundamentalemnte militares y criminales condenados, para pastar su ganado en las tierras de la tribu de Anguera, conocida por los españoles como el Campo del Moro de Ceuta.

LA INVASIÓN ESPAÑOLA DE SEBTA DE 1844 

Así se mantuvo la situación hasta 1837. Para la fecha, las pretensiones españolas sobre la tierra de los sebtíes originarios parece que rebasaban el mero usufructo. Así, en una incursión del regidor del Ayuntamiento, José Valverde, hasta la zona sagrada de Sidi Embarek, éste sería abatido de un disparo. Inmediatamente las autoridades marroquíes abolirán el usufructo concedido a los españoles, teniendo éstos no permitido salir de la Plaza (Serafín Estébanez, 1844).

Los sectores militares e imperialistas del Reino de España, inmediatamente presionarán para el inicio de una guerra con Marruecos. Mas, siendo Sebta hermana de Gibraltar, no pareció conveniente a los ingleses una guerra tan cerca de ellos, asumiendo este tercer país un papel intermediario. Concretamente, para evitar una guerra el diplomático John Hay Drummond Hay, presionará a Marruecos para que admita una ampliación de límites en toda regla en el Acuerdo de Tánger del día 25 de agosto de 1844.

  Esta ampliación conseguida por los militares españoles mediante la amenaza de una guerra, cercenaba a los nativos sebtíes un patrimonio suyo tan importante como los restos de la ciudadela meriní (Ceuta la vieja). Aun todo, 1844 no será empero el fin de la Sebta originaria. 

LA ABOMINACIÓN DE WAD RASS (1860)

No será hasta el verano de 1859, cuando los españoles inicien unas polémicas obras militares, en piedra y arcilla sobre el Campo del Moro que habían conseguido en 1844. Que las obras fueran necesarias o una mera provocación para invadir la tierra de los sebtíes nos lo aclararán los hechos posteriores. 

Para  el doctor Julio Albi de la Cuesta, autor de «¡Españoles, a Marruecos!», "Los de Anghera se resistían a perder de forma definitiva unas tierras que consideraban propias, con razón". Razón por la que, como nos cuenta Es-Selaui en El-Istiqsa, en la noche del 10 al 11 de agosto de 1859, «los anyerinos, asaltaron el citado edificio, lo derribaron en su totalidad, y apoderándose de la Corona la profanaron con excrementos» (Cit. Palma Crespo, 2016).

El suceso habría sido utilizado como arma propagandística por los sectores militares españoles, desencantados con lo conseguido en 1844 y deseosos de tomar Marruecos. Como explica Julio Albi: «Insultar las banderas enemigas ha sido práctica común desde la Antigüedad, y las de España, como las de cualquier otro país, lo fueron en centenares de ocasiones antes de 1859». Estos militares españoles colonialistas, dirigidos por Leopoldo O'Donnell, usaron la prensa, para incitar todos los odios y racismos latentes en el pueblo español contra "el moro". 

Sus intenciones expansionistas las mostrarían claramente en sus conversaciones con el Sultán marroquí, Muley Abderrahman I, al que le reclamaron exactamente lo que venía reclamando desde 1767, extenderse por las tierras de los moros. Bajo amenazas, el 24 de agosto de 1859, el Sultán marroquí cederá a la Reina Isabel II, el actual territorio sobre el que se levanta la ciudad de Melilla:

“el territorio próximo a la plaza española de Melilla hasta los puntos más adecuados para la defensa y tranquilidad de aquel presidio; acordando trazar los límites de esta concesión tomando por base el alcance del tiro del cañón de 24 de los antiguamente conocidos”

Los intentos del Sultán marroquí de frenar la guerra con España, caerán en saco roto. Los agresivos colonialistas españoles de 1859 pretendían inhibir la oposición del Reino Unido en 1844, y en ese sentido, los nativos de Sebta les habían puesto en bandeja la justificación. Así, el diputado Ricardo Muñiz recuerda en sus memorias que:

«O'Donnell inventó la guerra de África, guerra injusta porque los infelices moros daban todas cuantas satisfacciones pedíamos, incluso ahorcar a los pobres diablos que habían sido la causa del conflicto; pero era preciso distraer a la corte ultramontana con la guerra contra los infieles, que por su atraso y pobreza se los vencía con facilidad, y de este modo la gloria militar haría fuerte al gobierno y mataba las intrigas cortesanas» (Fontana, 2007. Cit. Garrido, 2014).

Ante la desventura en ciernes, el ilustre cebtí, custodio (mkaddem) del recinto sagrado cebtí de Sidi Embarek, asumió una actitud estoica, o mejor dicho, sufí, y se encerró junto al patrón moro de los cebtíes. El 19 de noviembre de 1859, el santuario sería asaltado por las tropas españolas y el custodio será asesinado. Quizá, mientras esperaba su destino, fuera él el que escribió con carbón: "En los peligros de la espada tú eres la espada. Oh Señor, creo en Dios. En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso".

Pintada que recoge Pedro Antonio de Alarcón Gaspar y Roig (1859) en su Diario de un testigo de la guerra de Africa.

La agresión española a Marruecos no se limitó al ataque lanzado desde el Presidio de Ceuta, sino que desde el otro extremo del Rif, desde el Presidio de Melilla, los militares españoles, al mando del intransigente Gobernador Manuel Buceta, se lanzarán contra el Campo moro de Mřič

La idea de invadir la ancestral aldea de Melilla, era acariciada por el ultraexpansionista Buceta desde hacía años. Precisamente, el 12 de marzo de 1859, solicitaría al Gobierno de Isabel II de España crear el primer cuerpo formal de mercenarios rifeños melillenses al servicio de España, ello «para producir el alejamiento de la costa de los moros enemigos». Tras ser aceptada la solicitud el 8 de junio de 1859, Buceta creará una sección mora del cuerpo de presos armados, "Los Tiradores del Riff", la "Sección de Moros Tiradores del Riff". Estos moros, confidentes de la máxima confianza de los españoles en Melilla, serán los primeros moros en habitar la roca de Melilla desde 1496 o 1947 (la fecha de la llegada de los castellanos no es clara en las crónicas). 

 Dos meses después de la constitución de la "Sección de los Moros Tiradores del Riff", el 24 de agosto, las autoridades españolas arrancarán al Reino de Marruecos la ampliación de límites de la Plaza de Melilla. Para el mes de diciembre, el Campo del Moro de Sebta, ya había sido invadido y su población originaria sebtí empujada. Buceta creerá que era conveniente que desde el Presidio se invadiera también la aldea de Melilla y el resto del Campo Moro, para lo cual lanzará contra Mřič al recién nacido cuerpo de Moros Tiradores del Riff, que serán la punta de lanza de la invasión. 

A pesar de que los norteños no contaban ni con la mitad de los efectivos españoles, las fuerzas españolas encontrarán una resistencia feroz de los nativos del poblado de Mřič como de los ejércitos marroquíes en Tetuán. Las tropas españolas avanzarían muy lentamente, con numerosas bajas ocasionadas en los fieros combates y el cólera que se declaró en los campamentos (Carazaba, 1993). 

Las fuerzas de ocupación no conseguirían entrar en Tetuán hasta el 7 de febrero de 1860, y sólo dos días después, los colonos españoles y sus colaboracionistas tendrán que salir despavoridos del poblado rifeño de Mřič y refugiarse en la Roca. La España venida arriba con la manipulación de O'Donell recibirá un duro golpe moral de manos de los melillenses, que años después será recordado de este modo por el historiador militar Gabriel de Morales:

"La impresión producida en España por el desastre del 9 de febrero fue grande , pues aun cuando su importancia militar fuese muy inferior á la de las victorias que sin cesar obtenia el ejército que en las inmediaciones de Ceuta se batía contra las tropas del Sultán , vino a amargar las alegrías de la toma de Tetuán con sorpresa tanto más dolorosa , cuanto que el nombre de Buceta era considerado como prenda seguro de triunfo" (Morales, 1909. Cit. Duddú El Funti, 2016).

Al golpe moral que dieron los melillenses a los colonialistas españoles se unirán las amenazas crecientes de los ingleses, que les prohibirán acercarse a la estratégica Tánger. Haciendo de la necesidad virtud, las tropas españolas se encaminarían hacia Arcila y Larache, mientras los ingleses presionaban, como en 1844, al Sultán Mohamed V para que volviera a ceder la integridad territorial por Ceuta y Melilla.  

El 26 de abril de 1860, por el Tratado de Wad Rass se impondría al Reino de Marruecos unas condiciones totalmente abusivas por mantener su existencia y que prácticamente lo endeudarían hasta ser invadido por Francia. Es lo que algunos historiadores marroquíes conciben como el Tratado de Versalles de Marruecos. En lo que a terrenos invadidos se refiere, a las tierras ancestrales de los nativos de Mřič (Campo moro de Melilla) cedidas en agosto de 1859, ahora se unía Ifni, conocido por los españoles como Plaza de Santa Cruz de Mar Pequeña, y las tierras ancestrales de los nativos de Sebta (Campo del Moro), con las que el territorio del Presidio de Ceuta se habían multiplicado por dos.  

La invasión militar de Sebta, la tierra habitada por la tribu de Anguera, descendientes de los sebtíes históricos y a la vez antepasados de los actuales "musulmanes" de Ceuta, tendrá su plasmación en una aumento de la población militar de la Plaza de Ceuta que pasará, de 1857 a 1860, de los 7.114 habitantes (la inmensa mayoría militares y presos, y una exigua minoría de los que les prestaban servicios) a 10.395

LA GUERRA DE MELILLA (1863-1894) Y EL DELEZNABLE PAPEL DE LOS MOROS TIRADORES DEL RIFF

La expulsión de los nativos sebtíes (Anguera), entre noviembre y diciembre de 1860, de sus casas y tierras de pasto, se continuará con otra limpieza étnica basada en el desplazamiento del poblado de Mřič y en la destrucción de su patrimonio cultural. 

Desde la firma del infame Tratado de Wad Rass, el Estado colonial español presionará al Reino de Marruecos para proceder a la delimitación de los nuevos límites impuestos por la amenaza y el terror. Cuando se produzca ésta, los colonialistas españoles, prevalidos de su victoria en Tetuán, se valdrán de todo tipo de subterfugios para robar la mayor cantidad de terrenos a los rifeños melillenses.  

El Tratado de 1859 disponía que el disparo había de realizarse con un “cañón de 24 de los antiguamente conocidos”, sin embargo se usará un moderno cañón, producido después del Tratado, en 1860. Tampoco establecía el Tratado que el disparo hubiera de hacerse desde el fuerte Victoria Grande, y sí entendía que el cañón debía de tener la carga de un tiro. 

Las trampas del Gobernador del Presidio, Felipe Ginovés, hambriento por las ricas tierras del lado derecho del río Medouar (río que los colonos con razón llamaban el Río de Oro) llevarán a que mientras el territorio del Presidio de Ceuta se multiplicó por dos en 1860, el de Melilla se multiplicó por diez. Negándose España el derecho a existir de la ancestral Melilla originaria. 

La lucha se iniciaría desde el primer momento, pues los nuevos hitos fronterizos establecidos por funcionarios españoles y marroquíes el 13 de junio sean arrancados por los melillenses en clara señal de desafío. Cuando las fuerzas españolas salgan del Presidio para reponer estos hitos, los melillenses los recibirán a tiros. 

Las autoridades españolas, sometido Marruecos, ni sospecharán la fiera resistencia que podría ofrecer la aldea de Melilla, por eso el 23 de enero de 1863, emitirían la Real Orden de estincion de los Moros Tiradores del Riff, el cuerpo de moros renegados mercenarios de que se valieron para lanzar contra la aldea en 1860. Pronto descubrirán empero que estos moros renegados seguirían siendo fundamentales.

La colonización española de Melilla se iniciará con paseos alrededor del campo, en los que los españoles serán guiados por moros renegados de la Sección de los Moros Tiradores del Rif,  que también escoltaban a los presos. Ambos colectivos era la carne de cañón  de los españoles. 

Estas misiones de reconocimiento culminarán en septiembre de 1863. Los melillenses originarios acostumbraban a celebrar una feria semanal el domingo, en la zona que aun a dío de hoy es conocida como Zoc Iacen (Zoco Viejo), sito calle Ibáñez Marín. El domingo, día 20, el Comandante del Presidio instaría a los nativos a que la próxima feria del día 27 se celebrara fuera del límite arrancado a Marruecos en 1859 y 1860. El ultimatum fue redactado en una carta en árabe y leído en tharifec por un moro renegando en el zoco.

Los melillenses responderían desafiantes, que celebrarían su zoco donde se venía celebrando siempre. Efectivamente, el siguiente domingo, la feria o zoco se volvió a celebrar , comenzándose aquel día mas temprano y siendo la afluencia masiva. El zoco se llenaría de melillenses armados con espingardas, alfanges, gumias, etc.

Inmediatamente, las autoridades coloniales del Presidio prepararían la artillería y solicitarían refuerzos humanos a la Plaza de Ceuta. Los melillenses por su parte, comunicarían a la autoridad rifeña marroquí, el Baja, que en caso de hostilidades se tomarían su pasividad como un acto de connivencia con el enemigo y "no dejarían vivo ni un moro de rey". El Bajá le rogó al Gobernador que no socavara su autoridad y el Gobernador aceptó. Los melillenses habían ganado el pulso.  

Al día siguiente empero, el punto avanzado del Fuerte o Ataque Seco aparecerá tomado por la Compañía de Ingenieros ObrerosEl Gobernador hará una incursión a los alrededores de la aldea de Melilla con la escusa de enseñarles el terreno al primer batallón de Galicia, llegando provocativamente hasta el área sagrada de a Lalla Thurthut (Nuestra Señora La Higuera), un santuario animista que posiblemente hundiera su raíz en la prehistoria de la población originaria. Con la llegada del Islam, se había construido una mezquita al lado de la Santa Higuera. Sobre el área sagrada hoy se levanta el Colegio de la Salle de Melilla.

Santuario nativo melillense de Lalla Thurthut. Documento aportado por el investigador don Carlos Esquembri.

Nada más llegar los colonos al área sagrada, un grupo de lugareños melillenses empezarán a hacer aspavientos, indicándoles que se vayan. De nuevo, será el Bajá el que evite una masacre. Éste, custodiado por cinco rifeños del Mahcen, comunicarían que los "Irumyen" (los romanos) no pensaban cortar chumberas (signo tribal de apropiación) sino que sólo pensaban pasar por ahí. No terminarían ahí las provocaciones del Gobernador, que aprovecharía su paso por el cuartel de Lalla Genada para robar al Bajá una cureña de cañón.

Días después,  se producirá un tiroteo en el Fuerte o Ataque de San Lorenzo entre un teniente coronel de Vergara, respaldado por un grupo de Tiradores del Riff y un grupo de diez o doce nativos melillense. A las pretensiones colonialistas de los españoles se unía que desde la guerra de África, 96 rifeños estaban reclusos en el Presidio. Ante la cerrazón del Gobernador la única posibilidad era la Ley de Talión, que diera a los nativos la posibilidad de proceder a un intercambio de prisioneros. 

A los pocos días, en la zona de Ith Raren (hoy, la popular Trara), en las cercanías de Lalla Thurthut, tres moros renegados de los Tiradores del Riff dirigidos por el Sargento moro Mombú, tirotearán a un grupo de nativos, alcanzando a uno.

El día 27, una cuadrilla de 80 presos son ordenados a realizar la provocativa labor de limpiar el cauce del río Medauar más cercano a Lalla Thurthut, ello bajo la atenta mirada de sus carceleros, los Moros Tiradores del Riff y el  Gobernador. No tardarán en salir de la Mezquita de Lalla Thurthut y del Castillo de Geneda nativos melillenses agitando sus jaiques en señal de beligerancia, instándoles a que abandonaran sus tierras. 

Santuario nativo de Lalla Thutthut. Por la confluencia de caminos se aprecia el carácter neurálgico del santuario. Se destaca igualmente la ladera que iniciaba el poblado rifeño de Mřič, que se continuaba hasta la actual Cañada de Hidum. Plano de la Plaza de Melilla y su campo hasta el alcance del Cañon

Ante los lugareños rifeños se formará un concertado despliegue de tropas que sugiere que los españoles sabían perfectamente las consecuencias de sus provocaciones y las estaban incitando. Tres compañías de cazadores de Vergara, una del fijo de Ceuta y la Sección de Moros Tiradores del Riff se enzarzarán en un intenso tiroteo con los nativos, que será recordado de esta manera por el Gobernador:

 "Acorralados al pie de Cabrerizas , les mantuvimos cerca de dos horas sin permitirles levantar cabeza de sus para petos , causándoles gran número de bajas que veíamos Si la noche no hubiese estado tan próxima , con poco trabajo se les hubiera desalojado del pueblo ; pero estábamos va à puestas del sol , y teníamos."

Al día siguiente, se produciría la respuesta de los melillenses. Los cuales, simulando ser mercaderes accedieron al recinto fortificado del Presidio, en el Mantelete, donde se celebraba el mercado de contrabando, y provocaron una insurrección con la idea de liberar a los presos y quizá expulsar a los militares colonos de la Roca. 

En la insurrección resultarán muertos, según el BOE, tres soldados y 58 heridos. Las fuentes españolas no precisan el número de muertos nativos, aunque destacan la muerte durante la insurrección de un melillense ilustre de la tribu de Mazuza, de Sid-El–Arbi. También destacan que al día siguiente no fueron muchos los enteramientos en el cementerio de Sidi Guariach.

Se ha de destacar que tras la insurrección, el Gobernador de Melilla y el Capitán General de Málaga recomendarán que fueran premiados los Moros de Tiradores del Riff, “que fué la admiracion de todos peleando en los puntos de mayor peligro con grande arrojo y fiera valentía”.

El día 30, como represalia es encarcelado un melillense rifeño que fue a vender gallinas al Presidio y en respuesta una Compañía de Obreros Ingenieros será asaltada por los rifeños cuando salgan del Presidio “al parecer las intenciones de aquellos bárbaros el llevarse toda la compañía que a la sazon estaba sin armas". Si ese fuera el objetivo, los refuerzos militares lo impedirían.

El dia 5 de octubre, a las doce de la noche, se reanudarían los  tiroteos en  Lalla Thurthut. Definitivamente, el arrojo de sus hijos melillenses hacía inexpugnable al santuario de la antigua deidad, España al final no podrá sino recurrir al Sultán marroquí. De hecho, será el príncipe, Muley Abbas, el que en 1860 firmó el Tratado de Wad Rass, quien haya de desplazarse a Mřič, con un nutrido cuerpo de tropas alaouitas, que impedirán por la fuerza la celebración de la feria del domingo, día 15 de noviembre, y obligarán a los melillenses originarios a derribar sus casas, una por una, antes de empujarles hasta emplazamientos hasta entonces poco o nada habitados como Farjana y la zona que hoy conocemos como Mariguari. 

El día siguiente, eran restablecidos los postes que señalaban los limites impuestos por España, aunque ambas autoridades convendrían la evacuación española del area sagrada Sidi Guariach (Remacha, 1994), que podemos considerar una zona retrocedida por el Estado español. 

Cementerio y morabito de Sidi Guariach. Revista Blanco y Negro, núm. 132 de 1893. Archivo del Museo Específico de Regulares de Ceuta.

Tres días después, el día 19, desprovista la matriarca de Melilla de la protección de sus hijos, las tropas marroquíes perpetrarán la gran profanación, derribando la sagrada piedra del milenario lugar de culto y cortando un árbol que había resistido a todas las civilizaciones, salvo al imperialismo. El cuartel de Lalla Genada, allende a Lalla Thurthut, que guardaba la aldea de Melillaserá igualmente destruido. 

Perpetrada esta fechura, el Estado español entregaría a la autoridad marroquí a los presos melillenses de 1860, los cuales serían a continuación manumitidos, prometiendo reconstruir el cuartel melillense de Lalla Genada. Es la conocida como Nakbah de Melilla, producida tres años después de la nakbah de Sebta


De las noticias trasmitidas por el Representante de Su Majestad resulta que el mismo día en que se celebró el convenio fue cumplido su art. 2º, expulsando las tropas marroquíes a los rifeños del territorio comprendido en los límites actuales de la plaza, medida que obtuvo su confirmación el día inmediato, impidiéndoles las mismas tropas la celebración de la feria que acostumbraban tener en aquel terreno.

De igual manera el día 16 se verificó la reposición de postes en la línea fronteriza, conforme a lo convenido en el art. 4º y en presencia de los Comisionados nombrados al efecto por los dos países.

Por último, el día 19 se llevó a ejecución el art. 3º, destruyendo las tropas del Sultán la mezquita de que trata aquella estipulación estipulación, y arrasando las chumberas, como habían hecho los rifeños con sus casas antes de abandonar sus hogares.

En vista de este resultado, que ha correspondido a las esperanzas que el Gobierno de S. M. fundaba en el leal proceder del Gobierno del Sultán y de su Enviado el Califa Muley-El-Abbés, el Ministro de S. M., haciendo uso de la autorización que al efecto le estaba concedida, y cediendo a las reiteradas instancias del Príncipe, no ha vacilado en perdonar, a nombre de S.M. la REINA de España, y entregar a las tropas marroquíes, a los rifeños detenidos en Melilla a consecuencia de los últimos sucesos, como rehenes o presuntos reos. 

 Boletín Oficial del Estado, a domingo 29 de noviembre de 1863.  

Sólo tres meses después, a consultas del Gobernador militar de Melilla, la metrópoli española emite, por primera vez en la historia de los presidios, una disposición, la Real Orden del 17 de febrero de 1864, por la que quedan derogadas aquellas disposiciones que limitaban la llegada y permanencia de población no militar a la Plaza de Melilla. Un mes después, las autoridades darán aplicación a la Real Orden del 23 de enero de 1863, de estincion de los Moros Tiradores del Riff, traicionando a esos mercenarios que llevaban luchando por la causa de España desde 1859.

Diario El Liberal, edición del 26 de marzo de 1864

Salvo la exigua minoría de traductores, y aquéllos que aún habían de cumplir su tiempo de empeño (que lo harían en la Plaza de Ceuta), los demás serán abandonados, como quien abandona a un perro, teniendo que dar la cara ante los familiares de aquellos a los que mataron. Así lo recordara Rafael Pezzi, tres décadas después:


Rafael Pezzi. Los presidios menores de África y la influencia española en el Rif. (Fortanet, 1893)

La intención del Estado colonial español era obvia, repoblar las tierras ancestrales de los moros melillenses (Ath Cicar) y de los moros cebtíes (Anguera) con contingentes de población española peninsular. El intento resultará empero un fracaso, ya que el pueblo español por entonces prefería emigrar a ciudades como Orán, mientras que los nativos melillenses y cebtíes continuaron practicando la lucha armada. 

La guerra por la independencia no había hecho más que comenzar. España sabría empero bien pronto las consecuencias de apuñalar a los moros que la defendieron. El 23 de abril de 1864, los nativos melillenses reventarán las obras militares que se estaban llevando a cabo cerca de las ruinas de Lalla Thurthut. Los propios moros renegados que antes servían a España se convertirán en sus enemigos incitando a los demás rifeños a continuar la lucha, revelando las intenciones de los españoles de querer construir una ciudad sobre las tuierras ancestrales de los melillenses originarios:

Diario La Correspondencia de España, edición del 14 de mayo de 1864, p. 2. Cit.  Blas Imbroda (2015)

Las obras de sabotaje se continuarán. En octubre de 1868, los nativos melillenses habrán reocupado la totalidad del Campo Moro, quedando los colonos asediados en el Presidio, sin poder salir de él. Seis meses después, el 21 de mayo de 1869, un colono asesinaría desde la misma puerta de Santa Bárbara a un nativo muy respetado. Su cábila invocó la ley tribal y el Bajá, no pudo más que aconsejar a que los colonos no salieran del Presidio hasta que se calmaran los ánimos, quedando éste de nuevo asediado. Tres meses después, el 29 de agosto, tres colonos, que desoyeron la recomendación fueron ajusticiados como represalia.

En 1871, dos fragatas españolas frente al puerto de Tánger serán espada de Damocles sobre la cabeza del Sultán, o aplastaba a los rifeños de Mřič o todo el país de Marruecos se vería expuesto a una invasión. 3.000 tropas marroquíes dirigidas por los dos hijos del Sultán, invadirán la tierra Mřič, expulsando otra vez a la población originaria. A poco más de un año, en 1872, el ejemplo melillense cundirá entre los nativos cebtíes, que asaltarán el Campo del Moro, asediando el Fuerte Echagüe.

Cada avance colono genera la reacción de los nativos melillenses. En 1890, los nativos melillenses vuelven a entrar en su tierra de manera masiva, y el Sultán volverá a mandar a sus tropas para imponer la paz de los colonos y expulsar, otra vez, a los nativos restablecidos en su tierra. El Sultán alaouita no mostrará compasión y asesinará a uno de los líderes nativos melillense, el hijo del caid Maimon Mohatar, quemando su casa salvajemente.

Fuerte en construcción de la Purísima en Sidi Guariach. Revista Blanco y Negro, núm. 132 de 1893. Archivo del Museo Específico de Regulares de Ceuta.

En 1893, los colonos han avanzado hasta la zona sagrada de Sidi Guariach, teniendo la intención de construir el Fuerte de la Purísima. Los rifeños, comandado por el caid Maimon Mohatar, tras diez horas de combates se hacen con toda el área. Inmediatamente los nativos planean tomar los demás fuertes y recuperar su patria. El mismísimo Gobernador militar, General Juan García Margallo, morirá en el Fuerte de las Cabrerizas Altas.

Como en 1859, en 1893, las noticias de África serán hábilmente utilizadas por excitar las bajas pasiones y el racismo español. Miles de voluntarios se unirán a la milicia nacional para combatir a los moros. En el puerto de Málaga incluso hay agresiones de la población civil española, soliviantada, hacia a los Moros Tiradores del Riff que desde la Plaza de Ceuta se dirigían a combatir a sus hermanos de Mřič.     

Posteriormente se sabrá que la muerte del General Margallo presentado como un mártir a manos de los malvados moros, albergaba oscuras sombras. De acuerdo a Manuel Ciges Aparicio, en "España bajo la dinastía de los Borbones" (Ed. M. Aguilar, 1932), que cita la crónica del campamento, Margallo ni murió como un héroe ni fue caído por fuego guelayense, sino que: 

«Oficiales y soldados imputaban a Margallo tolerancias en el contrabando de armas y aun de beneficiarse con las que recibían los rifeños, y el odio encontró vengador en un joven Teniente de Infantería, Miguel Primo de Rivera» 

Gerald Brenan recogerá la misma crónica en "El laberinto español. Antecedentes sociales y políticos de la guerra civil" (Ed. Ruedo Ibérico, 1942). Por su parte, Stanley en "Los militares y la política en la España contemporánea" (Ed. Ruedo Ibérico, 1968), aun siendo escéptico recogerá relatos según los cuales en la víspera de su muerte habría recibido una carta de la metrópoli en la que se le notificaba que iba a ser relevado por traficante. Imágenes de la revista ilustrada Blanco y negro.

El Campo de Mřič, nueve décimas de la actual ciudad, sería asaltado por 20.000 soldados españoles, más sus mercenarios, los Moros Tiradores del Riff , a los que habría que añadir las fuerzas militares alaouitas a las órdenes de Muley Arafa. Junto a estas fuerzas de ocupación, el Ejército español implantará a miles de vagabundos españoles como colonos, los cuales se instalarán en cuevas y chavolas sobre las laderas de Ataque Seco, sobre las ruinas de Lalla Thurthut y en las cercanías del barranco del Polígono (hoy Rastro). En principio, estos colonos servían comida a los soldados, y les facilitaban vino y prostitutas. 

Sólo tras esta aparatosa campaña, en 1984, el Estado colonial español tendrá el pleno control de los casi trece kilómetros de Melilla. El pueblo nativo, quedará aplastado y deportado definitivamente. Los líderes que, a diferencia de Ali El Moreno no cayeron en combate, como Maimon Mohatar, serán entregados a las fuerzas de ocupación españolas. Como en 1863, en 1894 se conseguirá salvaguardar el area sagrada de Sidi Guariach. El 5 de marzo de 1894, en Marrakesh, el Estado español acordaría que:

«El cementerio y los restos de la mezquita de Sidi Guariach quedarán cercados por un muro en el que habrá una puerta con el objeto de que puedan entrar los moros sin armas para rezar en aquel lugar sagrado» (Art. 3 del tratado de Marraquesh).

Desde los límites, impuesto a sangre y fuego, los nativos melillenses podrán ver cómo los peninsulares traídos por el Ejército venían para quedarse. La población española de Melilla se triplicará de 1887 a 1897, pasando de 3.539 (la gran mayoría militares) a 9.553. Son los inicios de la población civil peninsular de Melilla (los llamados "cristianos"), a las que se retrotraen una exigua minoría de actuales melillenses peninsulares. Desde ese momento hasta 1987, el pueblo nativo de Sebta y Mřič tendrá la consideración de extranjero en su propia tierra.

CEUTA Y MELILLA, ¿CIUDADES ESPAÑOLAS O COLONIAS EN MARRUECOS?

Las ciudades de Ceuta y Melilla nacen de una ampliación de límites de unos Presidios. El nacimiento y desarrollo de ambas ciudades, desde las conversaciones de 1767, es inseparable de la pretensión española de extenderse sobre el norte de Marruecos. Así, en el siglo XX, Mřič es la plataforma para la conquista del Rif oriental (Guelaya) y Ceuta la plataforma para la conquista del Rif occidental (Yebala). Al calor de los progresos coloniales (construcción de los puertos, líneas del ferrocarril...), ambas ciudades geográficamente rifeñas son demográficamente invadidas por ingentes masas de colonos peninsulares que huían del hambre de España. 

De 1900 a 1910, Ceuta gana 10.000 vecinos, pasando de 13.269 habitantes a 23.907. La invasión demográfica peninsular en Mřič es aun más espectacular. La población colonial se multiplica por cinco en diez años, pasando de 8.956 a 39.852 almas. La fiera resistencia de los nativos guelayenses a la extensión de España fue el factor determinante de este disparo de población, ya que las campañas de 1909, 1911 y 1921 van a propiciar que el Ejército español reproduzca la maniobra de colonización de 1893. 

Mientras España estaba asaltando la República del Riff, Ceuta y Melilla se habian convertido en una acumulación de barracas infrahumanas, pobladas por miles de inmigrantes españoles:

El Telegrama del Rif, a 20 de marzo de 1927

Con España acariciando todo el norte de Marruecos como su lebensraum, la administración de las Plazas de Soberanía de Ceuta y Melilla se confundirá con la del resto del Marruecos español. Por el Real Decreto del 4 de agosto de 1925, Ceuta y Melilla pasaron a depender, como el resto de ciudades en Marruecos, de la administración colonial (Alta Comisaría de España en Marruecos). Dos años después, por el Real Decreto del 31 de octubre de 1927, se establecía el Gobierno General de las Plazas de Soberanía de Ceuta y Melilla, que, desde Tetuán, aunaba las funciones civiles y militares que regían ambas plazas. Finalmente, por el Real Decreto del 10 de abril de 1930 se establecerán las Ayuntamientos de Ceuta y Melilla, las autoridades y servicios municipales quedarán bajo la inspección de la administración de la capital marroquí, Tetuán, sede del Gobierno General.

Ambas ciudades hispanomarroquíes son fundamentales para el entramado colonial del Protectorado, por lo que Ceuta y Melilla no dejarán de crecer, como puertos marroquíes en funciones. Para 1930, la población de Ceuta alcanzaba las 50.614 personas y la de Melilla de 62.614. En 1960, la ciudad de Ceuta alcanzará el tope de 73.182 personas y Melilla la de 79.586. A la luz del macroestudio titulado “Estudio estadístico de las comunidades musulmanas de Ceuta y Melilla”, elaborado por el INE en 1986 y publicado en 1987, sabemos que las décadas de mayor llegada (o retorno, según como se mire) de nativos de Sebta y Mřič también comprende el período que va de 1940 a 1956, es decir, desde el inicio de postguerra española hasta la independencia de Marruecos. Ello “al albur de las necesidades de la antigua administración colonial, ya fuera para propiciar el alistamiento en el Ejército español o para subemplearse en obras públicas -los hombres- o en el servicio doméstico -las mujeres" (Belmonte, 2011).

EL CAMBIO COSMÉTICO

Diario España, 26 de enero de 1956.

Durante toda la primera mitad de 1956, se suceden las manifestaciones por todo el norte de Marruecos, incluyendo dentro de Mřič, para que España deponga la ocupación de Marruecos.  El Estado francés, ninguneando a Franco, firmará el fin del protectorado en marzo de 1956, lo que obligará a la metrópoli a firmar el Tratado de Madrid del 7 de abril, iniciándose una lentísima retirada, a cara de perro, que militarmente no se consumará hasta 1961, aunque los funcionarios españoles operarán en Marruecos hasta después de 1973 y algunas empresas extractivas como la Compañía Española de Minas del Rif no se disolverán hasta 1984. 

Las descolonización de Marruecos fue lenta, tortuosa e incompleta. Franco se resistirá en principio hasta a descolonizar el Protectorado sur (Tarfaya). Gran parte de los contingentes militares establecidos en el norte de Marruecos, incluso las tropas nativas colaboracionistas (Grupos de Tetuán I, Ceuta III, Melilla II y Alhucemas IV) serán replegados a Ceuta y Melilla, que quedarán completamente militarizadas.

Mientras Ceuta y Melilla se armaban hasta los dientes, el Departamento de Marruecos y colonias, en el que por supuesto se incluía Ceuta y Melilla, pasará a denominarse Departamento de Provincias y Plazas de Soberanía en África y los diplomáticos franquistas negarán ante la ONU que el Sáhara, Guinea, Ifni, Ceuta y Melilla fueran colonias.  En suma, con la sorpresiva independencia del Marruecos francés, orquestada de manera unilateral, el Estado español pasa de afirmar en el BOE que Melilla no es una ciudad puramente española” a afirmar que Melilla es una ciudad española desde el tardomedievo (1497).

Exposición de motivos, Ley de 8 de noviembre de 1941

Decreto de 21 de marzo de 1958

De hecho, es a partir de 1956, en el inicio de esta operación de cambio cosmético cuando se suprimirán los salvoconductos para que los españoles pudieran entrar libremente en Ceuta y Melilla.

Diario ABC, edición del 6 de septiembre de 1956

Las facilidades dadas a la población española se acompañarán de una maniobra absolutamente racista por la que la población originaria sebtí y de Mřič será legalmente invisibilizada. El Teniente General, Alfredo Galera Paniagua, Gobernador de los Territorios de Soberanía, emitirá un bando, el 10 de abril 1958, de creación de una Tarjeta Estadística, que no era otra cosa que una ficha de control policial para tener contada y monotorizada a la población nativa de ambas ciudades. 

Esta documentación, propia de un Estado racista y colonial, no permitía que sus usuarios pudieran ser contratados legalmente ni que pudieran alquilar una vivienda fuera de las barracas, pudiendo ser "rechazados a Marruecos", por cualquier Policía por cualquier motivo. El Estado colonial redujo de este modo a toda una población, la originaria sebtí y de Mřič (exceptuando una exigua minoría de nacionalizados) a la situación de esclavitud e inseguridad jurídica. Oficialmente, en Ceuta y Melilla no había apenas "musulmanes" y menos aun marroquíes, documentación que en caso de manifestarse conllevaba la deportación de la ciudad.  

A pesar de todo el maquillaje colonial, la retirada española del Rif, aun lenta, tendrá su reflejo en un descenso de una población de Ceuta y Melilla que hasta entonces no había dejado de crecer. De 1960 a 1970, la población española de Ceuta disminuirá a 67.187 personas, y la de Melilla a 64.942.  

¿ES CABALLA LA POBLACIÓN ORIGINARIA DE SEBTA?

Habiendo abundado en el origen común e inseparable de las ciudades de Ceuta y Melilla, de Sebta y de Mřič, es hora de abordar la cuestión propuesta acerca de si es "caballa" la población originaria cebtí. La primera referencia escrita que he encontrado a este termino data de 1964, en un libro titulado "La España de cada provincia", editado por un medio oficialista de la dictadura "Publicaciones Españolas". 


El libro fue escrito ocho años después de la independencia de Marruecos, en una época en la que se buscaba invisibilizar a la población originaria, ocultar su indiscutible arraigo en los ancestrales "campos moros de Ceuta y Melilla", y presentar como autóctona una población peninsular que en un en 50,5% había nacido fuera de Melilla, y en un 47,18% había nacido fuera de Ceuta (Madroñero, 1977).

El precedente de este uso, tras consultar a José Luis Gómez Barceló, historiador, Cronista Oficial de la Ciudad de Ceuta y archivero diocesano, podría buscarse a lo sumo dos décadas antes, en 1946, cuando se creó el Club Natación Caballa, "una de las primeras instituciones que toma el término como alusivo a la Ciudad". Aunque, todavía en esa época era es inexistente el uso de "los caballas" para referirse a los cebtíes. De hecho, el término estaba reducido, a algunas embarcaciones, algunas de las cuales incluso lo representaban en sus matrículas. Un uso típico de cualquier puerto español.

La importancia del "bonito y la caballa" está muy documentada en las fuentes, otra cosa es encontrar pruebas de que los cebtíes fueran llamados "los caballas"Así, en 1921 ya tenemos constancia por Francisco Gómez Hidalgo. "Marruecos, la tragedia prevista" (J. Pueyo, 1921), de que Ceuta es referenciada como "la ciudad de las caballas":

El Cronista de Ceuta menciona algunas anécdotas extraídas del periódico El África, que demuestran dos cosas: 1) la importancia de este pez 2) la absencia de Caballa como gentilicio cebtí. Entre las anécdotas mencionadas, está la polémica desarrollada en 1899, a raíz de la costumbre de los serenos del Presidio de exclamar Ave María Purísima, y caballa, por la Virgen de África:  

Periódico El África, edición del 2 de noviembre de 1895

También documenta cómo durante los días 7 y 8 de marzo de 1899, la prensa se hizo eco de la pesca de más de 60.000 caballas. Testigo que delata la importancia de la caballa, pero no que a los pescadores de Ceuta o a los ceutíes se les llamara entonces "los caballas".

Periódico El África, edición del 11 de marzo de 1899

Es destacable la mención del Cronista Romualdo Nogués Milagro. "Aventuras y desventuras de un soldado viejo febrero de natural de Borja" (La España Moderna, 1897), un militar español que desembarcó en Ceuta, en febrero de 1860, para participar en la guerra de África y que dice:

"La llegada de una joven a Ceuta era un acontecimiento. La hija de un coronel supo que las muchachas africanas la criticaban. Para burlarse de ellas, mientras permaneció en la ciudad, usó vestidos de percal de dos reales vara, y se abanicó con una caballa de cartón, porque en Ceuta el referido pescado lo comen las cursis."

También menciona una fuente de la misma época que la anterior, la compilación de Emilio Lafuente y Alcántara, "Cancionero Popular. Coleccion escogida de seguidillas y coplas" (1865), que destaca la importancia para Ceuta del bonito y la caballa:


A lo que documenta el señor Barceló, humildemente he de añadir otra fuente, dos décadas más antigua y que que documenta igualmente la importancia del "bonito y la caballa" para el Presidio. Es el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, de Pascual Madoz. Por él, sabemos que ya en 1845, la ínfima población autorizada a residir en la Plaza, se dedicaba básicamente a traer provisiones a la Plaza y a pescar bonito y caballaA pesar de dedicarse a ello, no hay evidencia documental de que fueran  conocidos como "los caballas".

  

CONCLUSIONES

Se hace obvio que la pesca de bonito y caballa fue una actividad de hondo arraigo en la Plaza de Ceuta, por lo cual, si en tiempos tempranos, como el siglo XIX, los pescadores hubieran sido conocidos como "los caballas", esto se hubiera sido documentado en las fuentes. 

Es por otro lado perfectamente entendible la inexistencia de un gentilicio si atendemos a que la población de las Plazas de Soberanía (Ceuta, Orán, Melilla, Peñón de Vélez y Peñón de Alhucemas...) eran en su mayoría militares y presos, junto a una exigua porción de población, dedicada a atender a los anteriores, y sometida a limitaciones tanto para la entrada en las Plazas como para su establecimiento.  

A lo largo de este trabajo hemos podido ver que la población de la naciente ciudad de Ceuta sólo se dispara en el siglo XX y al calor de la colonización de Marruecos, parando su vertiginoso crecimiento con el fin del Protectorado marroquí. Por ello, no parece raro que tardara en surgir un gentilicio en una población formada fundamentalemente por inmigrantes. Sirva como dato de referencia que todavía en 1970, el 47,18% de toda la población ceutí había nacido fuera de la ciudad.  

 La referencia más antigua a "los caballas", la he podido documentar en 1964. Su contexto parece ser el de mediados del siglo XX, en la época en la que se documenta el tope de población peninsular, y a partir del que la población disminuirá por la independencia de Marruecos. el término "los caballas" empezará a asignar a un colectivo poblacional, el de los cebtíes "cristianos" de origen peninsular, que de acuerdo a un ministro de Franco eran el revulsivo de la españolidad de Ceuta y Melilla. El término en sí, actuaría como revulsivo de las pretensiones españolas, las cuales también se justificarían de manera más deleznable, por ejemplo invisibilizando legalmente a la población originaria.

El significante de "los caballas" tiene por tanto unas implicaciones concretas, muy parecidas a las del término "pieds noir" para los argelinos de origen francés, aunque a día de hoy haya cebtíes pertenecientes a la población originaria, que lo asumen, como modo de intentar una inclusión en el sector dominante de la sociedad. Stricto sensu empero los yebala, y en particular los yebala de Anguera, no serían históricamente "los caballas" sino la población previa a... "los caballas". 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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Juan José Martínez. Crónica de la guerra de África. 1860.

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Wilhelm Oncken. Historia Universal, Volumen 45. Montaner y Simon, 1922.

La España de cada provincia. Publicaciones Españolas, 1964.

Pascual Madoz Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. 1850

Francisco Gómez Hidalgo. Marruecos, la tragedia prevista (J. Pueyo, 1921) 

Pedro Antonio de Alarcón Gaspar y Roig. Diario de un testigo de la guerra de Africa. 1859.

Manuel Ciges Aparicio. España bajo la dinastía de los Borbones. M. Aguilar, 1932.

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INVESTIGACIONES CONSULTADAS

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Óscar Garrido Guijarro. Aproximación a los antecedentes, las causas y las consecuencias de la Guerra de África (1859-1860) desde las comunicaciones entre la diplomacia española y el Ministerio de Estado. TESIS DOCTORAL 2014.

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Blas Jesús Imbroda Ortiz. La posición de Melilla en la historia constitucional española .  TESIS DOCTORAL 2016.

BURGOS MADROÑERO, MANUEL. “El Africanismo español”. Revista Jábega, ISSN 0210-8496, Nº. 20, 1977, págs. 55-74

Omar Duddú El Funti. Los Amazigh del Rif. Vanguardia histórica en la defensa de Marruecos en la primera mitad del s. XIX. 2016.

ARTÍCULOS CONSULTADOS

Jorge Juan Embajador extraordinario en el Mogreb 1767. https://todoavante.es/index.php?title=Jorge_Juan_Embajador_extraordinario_en_el_Mogreb_1767&oldid=47646 

Antonio Guerra. Convenio de límites de Ceuta de 1845. El Faro de Ceuta a 19/11/2012.

Antonio Guerra. Convenio de límites de Ceuta de 1845 (III). El Faro de Ceuta a 26/11/2012.

Antonio M. Carrasco. La frontera de Ceuta: una fuente constante de malentendidos y conflictos. Diario El Debate a 28/05/2022.

MANUEL P. VILLATORO. El deleznable acto de infamia rifeño contra España que inició la Guerra de Marruecos. Diario ABC a 22/05/2018


         

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