Don Jesús María Morata fue un militante del PSOE que en los años ochenta fue destinado a Melilla. Horripilado por el apartheid racista que se aplicaba contra la población nativa amazigh, denunció ante el PSOE que la situación de la Plaza era la propia de los territorios de ultramar (las colonias) donde los nativos estaban totalmente invisibilizados legalmente por la población española, que los hacinaba en barriadas infrahumanas, desprovistos de los derechos más elementales.
A poco de iniciarse el Movimiento del 85, por los derechos civiles de los nativos, liderado por el Sr. Omar Duddú El Funti, el domicilio y la familia del Sr. Morata (incluido sus hijos) fueron atacados por la población de origen colonial en la plaza, teniendo que abandonar Melilla para salvar posiblemente su vida.
Hoy el Sr. Morata ha querido compartir con nuestro medio la siguiente reflexión. Esperamos que sea tenida en cuenta por las nuevas generaciones de rifeños melillenses.
Aquellos fueron tiempos difíciles pero imprescindibles, y el protagonismo casi absoluto correspondió a un nutrido grupo de jóvenes rifeños, valientes y generosos, que lograron poner fin a una serie de discriminaciones que hoy mismo serían difíciles de imaginar. Sería bueno que las nuevas generaciones de melillenses conocieran a fondo aquellas páginas decisivas de su historia. Porque el peligro del retroceso nunca desaparece del todo. Hay que estar en guardia.
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