El 4 de noviembre de 1893, Mřič ardía. Los guelayenses (iker3ien) que habían sido deportados en 1863 y 1870 de la aldea de Mřič, de donde eran naturales, se reorganizaron en Farjana. La Alcazaba de Genada (frente al actual colegio de La Salle), que había sido arrasada, la habían reconstruido allí. Desde ella, sometieron a bombardeo a las fuerzas coloniales que se estaban asentando en Mricht.
En el presidio de Victoria Grande, tras las líneas enemigas, se hacinaban los resistentes capturados. Conocemos de su existencia por un periodista español, Luis Marote, que los entrevistaría. El coraje de los guerrilleros iker3ien, o sea, de melillenses, stricto sensu, queda atestiguado por este periodista que relataría cómo uno a uno, los presos le aseguraron que “no sabían en el lío en que se habían metido, pero que seguirán combatiendo hasta el final”. Ninguno hablaba español, sólo uno, Mariguari, el intérprete. El comportamiento de éste era totalmente diferente a los demás. Decía que solo era medio moro, pues su padre era un colono valenciano desertor. Mariguari también decía que no estaba de acuerdo con la insumisión de sus compañeros, que los “moros tener cabeza dura como pedras”.
Decía que él, si lo ponían en libertad, se iría de Mřič a Titaouin (Tetuán), donde decía tener familia, y que siempre estaría agradecido con el Capitán Manzuco, que lo protegió de la condena a muerte por alta traición. Nunca podremos saber has qué grado Mariguari era sincero con fuerzas de ocupación que podían matarlo en cualquier momento. Por supuesto, no es nada descartable que Mariguari creyera que lo mejor fuera que cesaran las hostilidades, y sería muy apresurado ir exigiendo heroísmos para situaciones extremas que no hemos vivido.
Luis Marote, el periodista, también era confidente de los altos mandos militares españoles, los generales Macías y Ortega, quienes autorizaron su reportaje. Un día después de la entrevista, el día 5, soldados españoles sacarían al preso Mariguari de la celda para llevarlo ante los dos hombres más poderosos de España en Melilla. En un encuentro amable y distendido, el General Macías encomendaría a Mariguari ser el intermediario de España. Los “fronterizos” debían aceptar el tratado de Wad Rass, “como ha hecho vuestro rey”, debían aceptar la españolidad de Melilla, su condición de extranjeros y olvidarse de la tierra que habitaron, de Mřič. Ahora es España, “¿entiendes?”.
Esa misma noche, tras aceptar, el preso Mariguari sería trasladado a Kámiiu, el Fuerte Camellos. Liberado de sus grilletes, se dirigió al centro de mando de la resistencia de los imaziguen n Mřič, la Alcazaba que reconstruyeron en Farjana. Su misión no había hecho más que comenzar.
CONTINUARÁ…
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REFERENCIAS
· Don Francisco Saro Gandarillas (agosto de 2007). Toponimia melillense: Mariguari. El Periódico Melillense.
· La Ilustración europea y americana. Edición del 18 de noviembre de 1893.
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