Recordamos al único alcalde socialista de Melilla, que no era melillense, sino de Toledo y que debe pasar a la historia por asegurar en 1986 que iniciaría las deportaciones de verdaderamente melillenses, aunque fuera desde su puesto de alcalde -sic-. El que en los noventa, estando condenado, se aferró a su escaño en el parlamento para impedir que Mohamed Hamed Allal, conocido como "el barato", lo substituyese. Arriba, otro de sus desfalcos.
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