jueves, 7 de abril de 2022

AOMAR DUDÚ: EL HIJO PRÓDIGO (POR "EL DÉCIMO HOMBRE")


El 18 de febrero del año pasado (1997), la Audiencia Provincial de Málaga, decretó el sobreseimiento del sumario 20/87, en el que se encausaba a un grupo de melillenses musulmanes, por un delito de sedición. Con esta decisión la Audiencia de Málaga ponía fin a 10 años de injusticia que sufrían ciudadanos melillenses inocentes y que esperaban en silencio el desenlace de este prefabricado y oscuro asunto.

Ya levantado el secreto del sumario, los melillenses no tardarán en conocer quienes fueron los verdaderos responsables, cuyas negras manos, al igual que Nerón, no dudaron en pasar a sangre y fuego nuestra ciudad, con el fin de aparecer como sus milagrosos salvadores. Pero éste no es el objeto de este artículo, que no quiere ser más que un homenaje a aquellas personas que en un momento concreto de la historia de nuestra ciudad, convergieron en ella. Y lucharon mano con mano para hacerla salir de las tinieblas de la democracia y encaminarla en la senda de la libertad y el respeto de los derechos humanos. Deseamos también que este artículo sea el homenaje a este pueblo, el de Melilla, que ha sabido desprenderse de los complejos del pasado y trabajar unido por un futuro próspero y justo.

Tal vez aún queden problemas por solucionar, y posturas que comprender, aún así, la senda trazada en los años ochenta por aquellos hombres y mujeres tan diferentes en las ideas y creencias, y tan parecidos en su fervor pos de la libertad, la justicia y los derechos humanos, tenga el final que este pueblo desea y merece: vivir en dignidad. Es por ellos que nos sentimos deudores de aquel que se convirtió en el catalizador de las ansias de libertad y las esperanzas del pueblo musulmán de Melilla, nuestro único, histórico y carismático líder, el señor Aomar Mohamedi Dudú.

Cuando volvemos nuestra vista atrás y recordamos nuestro pasado reciente, nos es fácil reconocer que, esta nuestra ciudad, se encontraba dividida y separada. Los musulmanes estábamos oprimidos, nos sentíamos despreciados y vivíamos recluidos, perdimos nuestro orgullo como pueblo. Los cristianos, aun no sufriendo en sus carnes ni la opresión ni el desprecio, ni la reclusión, también perdieron su orgullo al verse señalados por el dedo de la vergüenza desde los cuatro puntos cardinales del planeta. A veces nos cuesta recordar.


El señor Aomar Mohamedi Dudú, Aomar, nos enseñó a superar el miedo, nos inculcó su amor a la libertad. Nos hizo valorar los principios de la democracia, supo hacer renacer en nosotros el sentimiento de unidad, encauzó nuestra lucha en pro de nuestros derechos legítimo, el señor Aomar Mohamedi Dudú nos devolvió el orgullo. 
El señor Aomar Dudú luchó por un proyecto de ciudad donde imperase la justicia y la dignidad, un proyecto de ciudad moderna y democrática, donde todos y cada uno de los melillenses tuviese la posibilidad de sacar adelante a su familia con honor, donde todos y cada uno de los melillenses tuviese la posibilidad de sacar adelante a su familia con honor, donde los hijos respetasen a los padres, donde la droga fuese una pesadilla del pasado... fue una lucha ejemplar, nunca un ápice de violencia, salvo la sufrida por los propios musulmanes.


¿Por qué quieren hacernos olvidar?

Pronto comenzarán a esclarecerse los acontecimientos que llevaron a esta ciudad a la peor crisis de su historia moderna, esos días de 1987 en el que la sangre de inocentes regó las calles de nuestra ciudad, esos días en que jóvenes melillenses sufrieron, injustamente, el peor de los castigos, la cárcel, esos días en que se obligó, a riesgo de la vida de su esposa, hijas y colaboradoras, al señor Aomar Duddú a abandonar sus bienes, su familia y amigos, y sus recuerdos más íntimos. Alguien tomó esa fatal decisión final, cuyos resultados aún hoy sufre nuestra ciudad. Afortunadamente la justicia ha demostrado que, a pesar de las personas que a veces deben impartirla, sigue siendo ciega y sobre todo, aun redundando, muda.

Y a pesar de la persecución sufrida por su familia y la feroz campaña contra su imagen, el señor Aomar Mohamedi Duddú ya ha podido volver a su ciudad, a su casa, y así compartir con su familia, vecinos y amigos las sensaciones que brinda la ciudad que le vio nacer y que tanto le costó hacer cambiar, por mucho que les pese a esas manos negras que continúan maquinando con el fin de impedir que esta ciudad recupere su normalidad. Espero que sepamos brindar al señor Dudu la recepción que se merece, no solo los melillenses musulmanes, sino que espero y deseo que lo hagan todos los melillenses, como prueba de madurez y reflejo de la ciudad plural, democrática y respetuosa que tanto nos ha costado construir. Señor Aomar, enseñe a sus hijos los rincones y las historias de cada una de las piedras de esta ciudad, que usted tanto ama, y que tan bien conoce. 

MOHAMED OMAR OUARIACHI, EL DÉCIMO HOMBRE. Aomar Dudú: El hijo pródigo. Diario Melilla Hoy, en su edición de domingo, 13 de junio de 1999.

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