martes, 5 de abril de 2022

ANTONIO ZAPATA, ¿EL RACISMO PREMIADO?

 

«Cuando se habla de población musulmana debe decirse sencillamente colonia marroquí de Melilla…, máxime cuando la legislación marroquí no admite, salvo contados casos, la renuncia a dicha nacionalidad, por lo que el que nace marroquí muere marroquí (…) Entonces, ¿qué es lo que ocurre con estos súbditos?, pues sencillamente que siendo Melilla una ciudad abierta, con una fuerte dependencia del hinterland marroquí, la permisibilidad de las autoridades han hecho que haya crecido. Junto a ellos… aparecen los naturalizados, casi todos ellos conseguidos antes de la reforma del Código Civil de agosto de 1982 (la de García Margallo), que al cruzar la frontera recuperan automáticamente su nacionalidad, es decir, la marroquí.(…) No entiendo la pertinaz cantinela exigiendo la nacionalidad española para el total del colectivo marroquí si perfectamente pueden estar en nuestro país y concretamente en Melilla, siendo ciudadanos marroquíes pero eso sí, documentados con una residencia
         

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