Entre 1985 y 1990, (cuando los rifeños conseguimos nuestros derechos cívicos), 30.000 vecinos peninsulares abandonaron la Ciudad, muchos porque preveían que iba a ser cedida a Marruecos y otros porque no querían vivir en igualdad de condiciones a los moros. Fuere como fuere, esta efeméride fue fundamental para que a día de hoy la población rifeña sea más de la mitad, y mayoritaria, cuando no la única, en los barrios obreros.
No siempre fue así, con anterioridad los magrebíes melillenses eran considerados marroquíes, de hecho por el rechazo español a su nacionalización, el "movimiento rifeño del 85" evolucionó a una postura favorable a la doble soberanía, hispano-marroquí, a finales del 86 (Asamblea del Queipo). Marruecos fue fundamental para devolver a los magrebíes melillenses al redil español cuando inmediatamente se prestó a mantener al líder del colectivo, don Aomar Dudú, alejado de Melilla con el cargo nominal de "Gobernador", en un evidente pacto entre el Gobierno de Felipe González y Marruecos.
Con el líder en el exilio forzado, a sus compañeros se les pagó mucho para que disolvieran el sistema asambleario. España dio a los rifeños todo lo que exigieron estableciéndose el "consenso de 1989", basado, grosso modo, en que (para España), el Islam y las costumbres rifeñas son intocables; y en que (para los rifeños), que vieron el proceder de Marruecos, la españolidad de Melilla es incuestionable.
Los rifeños, a partir del 90, dejaron de escolarizar a sus hijos en la Residencia de Estudiantes Marroquíes Musulmanes, pasando a ser escolarizados en instituciones españolas que les (nos) imbuyeron de un agresivo sentimiento de superioridad y desconfianza hacia los marroquíes, que es en lo que se basa la españolidad aquí. Los rifeños no adquirimos cierta conciencia de no ser españoles hasta que viajamos a la península y el vulgo (o parte dél) nos lo echa en cara. Por ende, ni los jóvenes rifeños tienen conciencia de ser otra cosa que españoles ni tampoco el debilitado movimiento independentista puede sino reclamar el reconocimiento de una doble nacionalidad que de facto es una realidad en algunos aspectos administrativos y civiles. Por lo demás, no interesa que Melilla deje de "estar ocupada" -sic- si no, no se mantendría al líder en el exilio, ya van 30 años y nuestro pueblo no lo olvida.
A finales de los 2000, otro melillense independentista, pero éste de carácter mezquino y oportunista, fundó el "Comité para la liberación de Ceuta y Melilla", con la intención de ganar votos para su partido en la ciudad vecina de Beni Enzar, aprovechando ser melillense e independentista (algo muy popular en Marruecos). En 2012, Marruecos volvió a actuar como lo hizo en 1987, mandando "cordialmente" disolver el Comité, llegando a manifestar arrepentimiento el líder melillense, Yahya Yahya, en la prensa local, por su creación.
Así las cosas, el Estado español ha hecho un trabajo brillante para mantenerse en el norte de África, beneficiándose de su presencia Marruecos, y los marroquíes nacionalizados, que ya han perdido conciencia de ser otra cosa que españoles de religión musulmana. Como analista, dudo que haya un cambio en la orilla sur del Mediterráneo, al menos hasta que cese la colonización de Andalucía por el Reino Unido. Según don Hassán II, en el Tratado de Madrid, por el que se cedía la administración del Sahara a Marruecos, hubo clausulas secretas respectivas a Cebta y Melilla. Así, de acuerdo a la parte marroquí, en 1976 se estableció que cuando se descolonizara Gibraltar se cedería o devolvería (según las partes) Cebta y Melilla a Marruecos. Lo cual podría basarse en el Derecho internacional para el que dos orillas de un estrecho no pueden pertenecer a un mismo país. Si fuera así, el Tratado de Madrid sería una enmienda al Tratado de Tetuán y justificaría la firme oposición (discreta) que tiene Marruecos contra todo independentista en Cebta y Melilla.
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